Noemí Cortés: «Evitar pinchazos a gente enferma es como hacer magia»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

La enfermera del servicio de Reanimación del Chuac organiza el Congreso de Terrapia Intravenosa al que asistiraán casi 200 profesionales de toda España para analizar en Palexco cómo reducir daños por punciones

10 may 2018 . Actualizado a las 10:55 h.

Noemí Cortés Rey (A Coruña, 1975) es enfermera del servicio de Reanimación del Chuac y presidenta del comité organizador de Congreso Nacional de Equipos de Terapia Intravenosa que se celebra desde ayer en Palexco y que reúne a cerca de 200 participantes. En talleres y ponencias, profesionales de toda España se forman en nuevas técnicas para evitar los todavía temidos, y mucho más latosos de lo que se piensa, pinchazos sanitarios.

-Son las maestras del pinchazo, ¿no?

-Tanto como maestras... Lo que intentamos es que los pacientes no sufran más daños, a mayores de lo que ya tienen, por culpa de los catéteres y las vías. Hay que tener en cuenta que el 95 % de los enfermos ingresados tienen algún acceso venoso.

-¿Cómo lo hacen?

-En función de cómo tienen sus venas, el tipo de tratamiento y el tiempo que va a durar, escogemos el catéter más apropiado a través del cual poder realizar las técnicas que sean necesarias. Los hay que duran un mes y otros que pueden estar más de un año. Lo que ocurre es que es difícil ponerlos a todos los pacientes que podrían beneficiarse si no cuentas con un Equipo de Terapia Intravenosa (ETI), porque lleva su tiempo. Muchas veces algunos compañeros acuden a nosotros cuando es un caso desesperado, cuando ya casi no hay opción, y lo que buscamos es adelantarnos y prevenir, evitar que las venas del paciente se dañen. Si el ETI funciona, pacientes con semanas de ingreso recibirían un solo pinchazo durante toda su estancia, porque ese acceso, bien cuidado, es la vía para extraer sangre, para poner el tratamiento....

-Eso son muchos pinchazos de ahorro.

-Muchos. De normal, y sin tener en cuenta tratamientos, a un paciente ingresado hay que pincharlo cada vez que se le hace una analítica, y eso es casi a diario o cada dos días. Si tiene una vía periférica, le dura cuatro o cinco días, y si el ingreso es de mes y medio, imagínate cuántos pinchazos son al final. Si hablamos de pacientes oncológicos, que la mayoría se quedan sin venas que se puedan pinchar, o de un diabético, que para una analítica lo mínimo son tres pinchazos... Calcula.

-Los pacientes estarán muy agradecidos.

-En mi unidad muchas veces están sedados, pero recuerdo que una mujer que venía a operarse, al acabar de escucharnos lloraba. Tenía flebitis continuamente y para cogerle una vía normal eran cuatro o cinco pinchazos cada dos días. Hay gente que no se cree que ese catéter le va a durar todo el ingreso o incluso más, para terapias a domicilio o tratamientos posteriores. ¿Y los padres de niños pequeños? Vienen a darnos las gracias por no pincharlos en las dos o tres semanas que están ingresados. Evitar pinchazos a gente que está enferma es como hacer magia.

-¿En el Chuac está implantada esta práctica?

-Aquí lo hacemos en las ucis, tanto de adultos como infantil, y en Pediatría. En esta unidades se hace automáticamente, sin esperas. El año pasado pusimos 150 a niños, en cuidados intensivos unos 300 y radiología otros 700. Otros casos tienen que esperar, porque también los colocamos cuando nos llaman de otras unidades siempre que podemos, gracias a la buena voluntad de los compañeros. Nos llaman desesperados, con casos de enfermos que a lo mejor ya han pinchado siete veces en un turno y le esperan otros tantos en el siguiente. ¿Cómo no lo vas a hacer? Por eso nuestro objetivo es que el ETI cubra todo el hospital. 

«Vamos por detrás de las necesidades del paciente»

En grandes hospitales de Cataluña, País Vasco y Madrid «existen ETI desde hace diez años», comenta Noemí Cortés, unos equipos que, al margen de la colocación y seguimiento de los accesos venosos, realizan técnicas como las canalizaciones guiadas por ecografía. En Galicia funcionan en Vigo, Lugo y Santiago.

-¿Y en A Coruña?

-Hemos presentado el proyecto para cubrir todo el hospital y confiamos que salga adelante.

-¿Es un problema de formación?

-No, la gente está requeteformada y lo ha hecho en su tiempo libre, a costa de su dinero y esfuerzo. Esta es una iniciativa que parte de abajo hacia arriba. Ya colocamos PICC (catéter central de inserción periférica), pero falta una estructura que gestione todo el proceso de forma integral en todo el complejo y por eso no todos los paciente tienen la misma facilidad de acceso.

 -¿Cuestión de presupuesto?

-No creo que se incrementase el gasto. Es más una cuestión de organización. Vamos por detrás de las necesidades del paciente y lo que tenemos es que adelantarnos para evitar el coste humano para el enfermo y el coste sanitario. Lo caro es tener complicaciones. Una infección por una vía puede salir mucho más cara.

-¿Hay muchas infecciones?

-Las hay. Y sabemos es que con accesos como el PICC son muchas menos. En Reanimación, desde el 2015, hemos tenido una sola.