Quejas por la excesiva velocidad de coches y buses en la Marina

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MILLARES

La Voz comprobó que algunos doblan el límite máximo permitido en el Parrote

26 abr 2018 . Actualizado a las 10:23 h.

«Mi miedo no es que la niña se me vaya corriendo al mar, mi miedo es que salga hacia el otro lado, porque pasan coches, buses y taxis todo el tiempo y van muy rápido», contaba ayer a mediodía Elena en el parque de la Marina donde jugaba su hija.

El tránsito constante de vehículos en una zona teóricamente peatonal es un asunto que preocupa también a los hosteleros, que no ven compatibles las terrazas con el acelerador.

«Algunos pasan como si esto no fuera una zona peatonal, ya se lo hemos comentado al Ayuntamiento, porque la mitad de los vehículos van más rápido de lo permitido», dice Antón Sáez, presidente de los hosteleros de la Marina. «Pasan rápido coches y buses, pero me dan más miedo los buses, porque aquí hay niños jugando, personas mayores que no oyen bien y jóvenes con auriculares. Yo ya he visto varios sustos», cuenta Sáez.

«Hay quien cumple y quien no, pero en general no llama la atención la velocidad, aunque a más de 20 si se va», cuentan desde la cafetería La Dársena.

Veinte kilómetros por hora es el límite máximo establecido para una zona peatonal por la que siguen pasando unos 3.000 vehículos diarios. La Marina y el Parrote componen una línea peatonal de casi un kilómetro, de las pocas en España reservadas para caminantes donde la policía mide la velocidad con radar, y no la de los peatones.

La Voz hizo la prueba a bordo de buses y taxis para comprobar si realmente se sobrepasan los límites. En general sí se sobrepasan, aunque los excesos se reparten por zonas.

Así, teóricamente tanto el Parrote, desde San Carlos a Puerta Real, como la Marina, son peatonales, pero en la práctica el primero sigue funcionando como una calle convencional. Tanto buses como taxis alcanzan allí el doble de lo permitido según las mediciones realizadas por GPS.

El caso de la Marina es distinto, porque allí hay bandas rugosas, paradas de bus y más personas. Los buses paran en la Autoridad Portuaria y desde allí a Puerta Real, aunque sí pasan de 20, no llegan a las velocidades del Parrote. Entre esos dos puntos las mediciones no pasaron de 32 kilómetros por hora, 12 más del límite. A la parada del Finisterre el mismo bus llegó a 41 y por encima del 30 siguió siempre hasta San Carlos.

Los taxis se comportan de un modo similar, más comedido en la Marina pero menos en el Parrote, donde se midieron, en dos viajes, máximos de 34,5 y 37 kilómetros por hora. «En general se respeta la velocidad, a algo más de la cuenta puede ir alguno, pero no hay nada exagerado», dice Manuel Sánchez Quindimil, presidente de Teletaxi. Tranvías no quiso valorar la información. 

Tranvías completa las mejoras de accesibilidad en todos los vehículos de su flota

La Compañía de Tranvías, concesionaria de los buses urbanos, informó ayer de que todos sus vehículos (93) han completado las indicaciones interiores para accesibilidad universal. Los buses ya contaban con rampas retráctiles para facilitar el acceso de sillas de ruedas y carritos de bebé, ahora también han rotulado en el interior de los vehículos los espacios reservados para personas con diversidad funcional.

Además, la empresa ha puesto en marcha un plan piloto para facilitar la localización de sus vehículos. Así, rotularán en el techo el número de cada uno para que se puedan ver desde lo alto. El primero de los que contarán con esa característica será el 17, que circulará con el número (427) en el techo desde mañana. Así serán identificables desde edificios y desde medios aéreos lo que supone, indican desde la empresa, una mejora en las medidas de seguridad implantadas en la flota.

Campaña publicitaria

Por otra parte, el BNG pidió ayer al Ayuntamiento que exija a la Compañía de Tranvías la retirada de la publicidad que ha contratado la Fundación RedMadre y que se puede ver en los buses.

Según los nacionalistas, se trata de una «entidade antiabortiva» y consideran «un escándalo que, a través dun servizo municipal dirixido a todos os coruñeses, se permita e se autorice a publicidade dunha entidade que se ten demostrado como belixerante e reaccionaria contra o dereito das mulleres a decidir sobre o seu corpo». Indican que no es la primera vez que sucede algo así en los buses.