Las relaciones en el grupo se tensan por los conflictos con colectivos externos, entre ellos algunos próximos al partido
18 abr 2018 . Actualizado a las 10:10 h.El pasado sábado, Claudia Delso, concejala de Participación Ciudadana, acudió a la reunión que tenía prevista con los vecinos de la Ciudad Vieja para hablar del futuro de la Comandancia de Obras con dos escoltas de paisano, agentes de la Policía Local. Su presencia se explica por la protesta que convocó el colectivo que okupa la antigua instalación militar desde hace más de un año. Un grupo que se opone a los planes de la Marea para recuperar ese espacio y pretende que siga siendo un centro social okupado sin control institucional.
La fractura externa
La escolta policial confirma la ruptura con el movimiento okupa, en el que participaron parte de los ediles del gobierno local antes de llegar a María Pita, entre ellos el de Rexeneración Urbana, Xiao Varela; el de Culturas, José Manuel Sande; la titular de Seguridade Cidadá, Rocío Fraga, o la propia Claudia Delso.
El gobierno local ya ha iniciado los trámites para desalojar a los okupas de la Comandancia, a pesar de que durante más de un año defendió la vía del diálogo para que se fuesen pacíficamente. Esa estrategia solo convenció a una parte de los okupantes, pero fracasó por completo con los demás, que han tenido tiempo para ejecutar diversas obras en los inmuebles y movilizarse para resistir los intentos de echarles.
También ha crecido la distancia con Proxecto Cárcere, un colectivo del que formaron parte fundadores, asesores y concejales de la Marea, entre ellos la propia Rocío Fraga que fue miembro de la entidad hasta septiembre del 2016, según un escrito de la directora de la asesoría jurídica.
Aún es mayor la distancia con los vecinos de Elviña desalojados por la construcción del parque Ofimático. Empezaron a movilizarse en el 2011, contra el gobierno local del PP, pero el ejecutivo de la Marea, que les prometió una solución y al que respaldaron antes de los comicios municipales del 2015, no se la ha dado y continúan manifestándose todos los viernes en Alfonso Molina.
En el Ofimático está larvándose un conflicto todavía mayor con los cooperativistas. Ese colectivo, mucho más numeroso, está a la espera de poder entrar en sus viviendas desde la primavera pasada. A día de hoy siguen sin fecha para poder entrar a vivir en sus casas mientras el gobierno local no cierra un acuerdo con Fenosa para garantizar el suministro de electricidad a ese polígono.
A los okupas de la Comandancia tendrá que desalojarlos la Policía Local. Los miembros del cuerpo de seguridad están endureciendo sus protestas para reclamar la reclasificación de la plantilla pendiente desde el 2012, a la que el gobierno local todavía no ha puesto fecha por ahora.
Hay otro conflicto larvado en la planta de Nostián, donde la empresa y la plantilla han empezado una negociación del convenio colectivo desde posturas muy alejadas, por lo que no es descartable el inicio de movilizaciones.
La fractura interna
La relación entre los ediles ya no es la misma que a principios de mandato. En una reunión sobre la relación de puestos de trabajo, la titular de Seguridade Cidadá, Rocío Fraga, mantuvo una sonada discusión con la de Facenda, María Eugenia Vieito, delante de varios funcionarios.
Fraga, como los concejales Daniel Díaz, Alberto Lema y José Manuel Sande, ya no figuraba en el núcleo duro de la Marea, que promovió una reforma de sus estatutos a principios de año para blindar la candidatura de Ferreiro y controlar la lista electoral.
Pero incluso en el núcleo duro están apareciendo grietas. Hace varias semanas, el propio Xulio Ferreiro abroncó tras otra reunión al titular de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, considerado el hombre fuerte del gobierno.
Pero hasta ayer, el alcalde evitó apoyar en público a Varela y al del titular de Contratación, Alberto Lema, por las posibles irregularidades detectadas en el concurso público que terminó con la compra de dos inmuebles a un firmante de la Marea y consultor del gobierno de Ada Colau en Barcelona por 145.865 euros.
Varela se quejó hace unos días en una reunión con los cooperativistas del Ofimático de la soledad con la que afronta el trabajo de su concejalía. Anteayer el alcalde apuntó a «errores patentes en el plano técnico» en el concurso de los pisos, aumentando la presión sobre él, ya que fue su departamento el que tramitó el proceso. Ayer la Marea publicó un comunicado de apoyo a los ediles, en el que se insistía en la existencia de errores «de carácter técnico, non ético nin político» en el proceso, moviendo la presión al tejado de los funcionarios que gestionaron el concurso.