Asedio a la última aldea ártabra

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

Más de un millón de metros cuadrados fueron expropiados en Elviña en apenas medio siglo, un proceso que sigue

16 abr 2018 . Actualizado a las 14:03 h.

Andan arqueólogos e historiadores tratando de confirmar que durante la incursión de Julio César por el golfo Ártabro, en el año 61 antes de Cristo, se llevó por delante a quienes vivían en el castro de Elviña. El asentamiento era entonces un notable poblado, como esperan demostrar los investigadores analizando, entre otras cosas, muchos restos que equiparan en el tiempo la fundación de la Ciudad Vieja y la del yacimiento. Si aquellos primeros pobladores tuvieron que enfrentarse a los romanos, dos milenios después la situación parece no haber cambiado mucho, ya que las sucesivas expropiaciones de las «mellores terras do arrabaldo coruñés», escribía Manuel Rivas, han convertido a Elviña en algo así como la última aldea ártabra.

«Aquí o espolio empezou con Fertiberia, que estivo 25 anos, que foron horrorosos porque non deron traballo á xente de aquí, e nos botaron peste canta quixeron», cuenta Carlos López, y concluye: «As árbores frutais non daban nada e de feito pechouse a fábrica e foi coma un milagre: as árbores empezaron a dar mazás, peras e todo».

Sin embargo, ya antes los vecinos de Elviña habían sido expropiados para construir la avenida de Alfonso Molina, para el trazado de la vía del tren, -«nós a chamabamos a nova vía», recuerda Carlos Maceiras- y luego vinieron la carretera de Pocomaco, los terrenos colindantes con el castro y su área de expansión, el parque ofimático y la implantación de la Universidad, con un plan parcial aprobado en 1991 y que sigue abierto, con varios vecinos aún sin resolución.

«Hai dúas casas pendentes de saber que pasa con elas, e logo todas as que están na estrada que sube por detrás da biblioteca da Universidade están pendentes de expropiación». Esto explicaba ayer Luis Gómez, presidente de la asociación de vecinos. Apuntaba que han hecho un cálculo de la superficie expropiada y son «máis dun millón de metros cadrados». Por ello, «fixemos unha superposición sobre o mapa e o único que queda sen expropiar son os núcleos de Elviña e o de Castro». La última y traumática fue la de una familia cuya vivienda fue derribada a finales del 2014 para un vial que aún no se ha hecho.

Luis Gómez: «Aquí á xente leváronlle todo, a casa, os terreos...»

«Nos anos 50 este era un val coa xente traballando a terra», decía ayer Luis Gómez, presidente de la asociación de vecinos de Elviña, recorriendo algunos de los puntos claves de la zona. Era algo que escribía en este diario, en febrero de 1990, Manuel Rivas, desde los cuatro años vecino de Castro, en un artículo que titulaba ¡Esa terra era nosa!: «Ninguén entendeu nunca moi ben a que viña instalar nas mellores terras do arrabaldo coruñés, naquel val vizoso de San Vicente de Elviña, unha enorme, cheirenta e ruidosa fábrica de fertilizantes. Pagáronlles polas leiras expropiadas unha miseria, pero ¡quen protestaba naquel tempo!».

Recordaba ayer Gómez que los vecinos sí se resistieron, en la medida de lo posible: «Desde o primeiro momento sempre foi conflitiva a expropiación polo propio plantexamento que fai a Administración que chega dicindo ‘marchade de aí’, ‘apartade a un lado’...».

También resumía: «Aquí á xente leváronlle todo: a casa, os terreos... Estamos falando de xente que ven dunha sociedade agrícola...». Sobre el fracaso de algunas actuaciones previstas para la zona considera que «todos era megaproxectos, facían moitos megaproxectos porque son moi avariciosos».

En la actualidad queda «moi pouca xente vivindo», la mayor parte en Castro, y siguen afrontando la contradicción de que por una parte los expropian a bajo precio y por otra escuchan a los expertos diciendo que es una zona con mucho potencial.