2.600 batallas contra el cáncer por año

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Uno de cada 211 coruñeses será diagnosticado este año de un mal cuya supervivencia aumenta con avances terapéuticos que suponen ya el 26 % del consumo farmacéutico. Las enfermeras de Oncología crean un espacio de buena compañía en el cuarto de las malas noticias

02 feb 2020 . Actualizado a las 20:25 h.

El cáncer, un mal tan temido que para muchos continúa siendo innombrable, llegó hace mucho tiempo al día a día. Y lo hizo para quedarse. La investigación, los desarrollos tecnológicos y terapéuticos, las campañas de detección precoz y, en definitiva, el avance en bienestar capaz de prolongar la edad media a cifras imposibles en latitudes con menos fortuna explican en buena medida esa creciente prevalencia, que en el área sanitaria coruñesa suma cada año 2.600 nombres propios. Son los casos nuevos de un mal que, en realidad, son múltiples formas de una degeneración celular que consume vidas, calidad de vida y a la que, en muchos casos, la ciencia es capaz de hacer un quiebro ralentizando su progresión hasta ir convirtiéndola en una enfermedad crónica. La supervivencia, subrayan los especialistas, crece a mayor ritmo.

Cirugía, radioterapia y quimioterapia son, en síntesis, las tres armas terapéuticas principales para hacerle frente, recursos que, según los datos dados a conocer en el Foro ECO 2018 en Madrid por Luis Verde, responsable de la Xerencia de Xestión Integrada de A Coruña, centran buena parte del esfuerzo compartido por todos de la sanidad pública. Solo en el área coruñesa los tratamientos químicos oncológicos y hematológicos consumen ya el 26,3 % del presupuesto de toda la farmacia hospitalaria del Chuac. Algo más de 22,4 millones de euros en el último año, un 13 % más que el 2016, entre tratamientos orales y citostáticos que se administran en el propio Chuac y en el Centro Oncológico.

El destino final del arsenal terapéutico tiene una relación bastante directa con el número de afectados: cáncer de mama, pulmón y colon, los más frecuentes, son los de mayor consumo de fármacos, aunque en las variaciones de un año a otro también inciden otros factores. Como la innovación. Por ejemplo, los tratamientos para el cáncer de piel han experimentado un aumento exponencial en el último ejercicio en lo que se refiere a inversión en medicamentos: de apenas 5.000 a más de medio millón de euros. La razón está en la aparición de un compuesto para tratar el melanoma metastásico.

Por parecido motivo también crece la nómina para tratar los tumores pulmonares y de pecho, para los que se ha incorporado la inmunoterapia. Y en sentido contrario, la factura por un solo fármaco, en concreto para la leucemia mieloide crónica, descendió en 1,5 millones de euros porque, expirada la patente comercial, pasó a ser un genérico y, por tanto, de coste ostensiblemente inferior.

En general, coinciden los especialistas, cada vez son más las personas tratadas porque cada vez son mayores las opciones. «Aumenta el número de pacientes porque antes, lamentablemente, había determinados tumores para los que no existían alternativas, no había ningún medicamento», explica Antonio Acevedo, director de procesos de soporte. En la investigación, al fin, está el futuro.

«Tienen muy claro su problema: la falta de salud y el miedo a la muerte»

Desde el punto de vista de quienes han de proporcionarla, la atención al amenazado por el cáncer camina hacia la personalización. Hacia el enfermo, más que la enfermedad. Por eso junto a la artillería científica de aparatos, intervenciones y desarrollos terapéuticos sin los que no sería posible librar la batalla, son muchos los que tratan de poner el acento también en los aspectos emocionales del trato a un colectivo que en el 50 % de los casos supera los 70 años.

Fátima Chouza, con siete años de experiencia al lado de los enfermos, sabe que la mayoría no están solos, pero hay quien sí. Conoce bien sus inquietudes: «No son pacientes demandantes -cuenta-, tienen muy claro su problema: la falta de salud y el miedo a la muerte». Les preocupa que haya un final, cómo llevarán los tratamientos y la familia, sobre todo cuando tienen hijos por criar. De cada uno de ellos, una lección. «Con ellos siempre aprendes», dice.