«Pondría vigilancia nocturna con alertas»

Mila Méndez Otero
mila méndeZ A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MILA MÉNDEZ

Los vecinos quieren un Orzán más seguro para evitar nuevas tragedias

03 abr 2018 . Actualizado a las 13:25 h.

El sonido del helicóptero de la Guardia Civil que rastreó durante la mañana de ayer la ensenada de A Coruña obligaba a volver la vista al mar a los viandantes que avanzaban por el paseo. Las conversaciones entre los que descansaban en los bancos que salpican el borde de la playa no trataban de otra cosa: la búsqueda de Andrea Domínguez. Su desaparición ha convertido a la bahía en el escenario de unos trabajos de rescate que recuerdan lo peligroso que puede ser el arenal. Catorce personas han perdido la vida en él en los últimos doce años.

Las medidas para evitar una nueva tragedia también se suceden entre las charlas de los vecinos. «Cuando hay temporal no vas a la playa. No puede estar un guardián pendiente de cada uno, pero no vería mal cerrar los accesos con mal tiempo», opina Carmen Tello. Sigue desde la Coraza la marcha de la embarcación de Salvamento Marítimo. Tras ella está el monumento a los tres policías y al joven eslovaco que perdieron la vida al ahogarse en el mar en el que se adentra el espigón. Celia Romero observa con pena el panorama desde la balaustrada próxima a la Domus: «Pobre chica. Yo creo que por esta zona ya no está. Había mucha marejada». 

Conciencia ciudadana

La conocida como fuente de los surfistas es el punto de encuentro matutino para Julio y Pedro, dos vecinos de la ciudad. Quedan ahí al mediodía. «El mar no anda con monadas. No perdona», incide Julio. Ayer mismo unos chicos se bajaron a las rocas y tuvo que ir la policía a quitarlos». Pedro, sale en defensa del paseo: «Soy marino y esto es lo que más me gusta de la ciudad». Ambos, resaltan como las medidas de advertencia no son tenidas en cuenta por los jóvenes, ni siquiera tras un suceso como el vivido en la madrugada del Viernes Santo. «Una pareja pasó por debajo de la cinta que cortaba la entrada a la playa. ¡Con la policía y los bomberos delante, buscando a la chica! Todo por hacerse una foto», lamenta Pedro.

Vigilancia nocturna

Hay vecinos que reclaman medidas para mejorar la seguridad:

«A lo mejor hay que pensar en impedir la bajada a la playa con un cordón de seguridad cuando hay mal tiempo. También en poner vigilancia nocturna cuando se decretan alertas que se saben de antemano. Alguna pareja de Protección Civil o de la Cruz Roja», apunta José Alonso. Él también echa en falta una barandilla metálica en Riazor. Desde el espigón que la separa de Orzán y continuando con el de las Esclavas.

José Ángel pasea con su nieto aprovechando que no hay clase. Prefiere que no vaya a la arena. «No pondría vallas, la playa está señalizada cuando hay temporal. Hay un letrero en la Coraza. El problema es que hay que tomarse al mar en serio, sobre todo cuando no se conoce». Otro transeúnte, Ramón Basanta, coincide con él: «A esas horas da madrugada é unha irresponsabilidade total. Como vas pechar unha praia, unha cousa pública!». Basanta añade, eso sí, que desde el relleno, Riazor «é máis perigosa».

Está esperando el bus e Isabel no puede evitar girar la vista al mar. «La juventud no respeta las normas», niega con la cabeza. «Piensan que van a experimentar algo y no experimentan nada», continúa. Otra mujer, exclama: «Hay que tenerle mucho miedo al mar cuando está furioso. Mi suegro casi se ahoga aquí dos veces». Llega el autobús número 13 y Isabel corre a cogerlo. Antes se despide: «Hay malos momentos». Andrea, por desgracia, tuvo el suyo esta Semana Santa.