Las primeras empleadas de Amancio Ortega se van de cena

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

10 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Yo fichaba con el número 75», recuerda Tere Suárez, una de las primeras empleadas de lo que ahora es el imperio Inditex. Más de medio centenar de mujeres que conocieron el taller de Samlor de la calle Noia, germen del gigante, se fueron de cena anoche. Quedaron en el restaurante A Crunia de Vioño, que regenta el hijo de Lourdes, otra de las trabajadoras históricas y que fue a la que se le ocurrió la idea. «Con algunas sigo en contacto, pero hay muchas que las vi siendo niñas y con las que me voy a volver a encontrar», comenta Tere poco antes de la cita. Todas recuerdan a Antonio Ortega, hermano de Amancio. «Trabajaba codo con codo con nosotras, desde las siete de la mañana hasta la noche. Amancio venía menos porque estaba más en Goa con las batas. No me acuerdo exactamente en qué año fue, pero sí que nos dieron un mes de vacaciones en verano y a la vuelta ya nos incorporamos a la fábrica de Sabón», relata. Ahí tienen a las primeras empleadas de Amancio Ortega, unas mujeres que se conocieron entre pantalones. «Era lo que más hacíamos, también faldas, pero menos», recuerdan. Algunas siguen trabajando, pero la mayoría de ellas están jubiladas. Cuando empezaron no podrían imaginar que en el 2018 podrían sentirse parte de la historia de una empresa como Inditex.