El resurgir de un guía incombustible

A CORUÑA CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

El mediocentro coruñés fue el artífice de la remontada ante Granada con su primer doblete en 400 duelos

05 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No estaba siendo el año de Carlos Pita (A Coruña, 1984). Al mediocentro del Lugo, capitán desde la marcha de Manu, le tocó ver buena parte de la temporada desde el banquillo. El sábado sumaba ante el Granada su segunda titularidad consecutiva, de las cinco que ha tenido en total, y se empeñó en ser el protagonista. Desatascó a su equipo con un doblete que sirvió para remontar, sumar los tres puntos y poner fin a una racha de más de un mes sin ganar.

«Fue el faro que tuvo el Lugo de Quique Setién para asentar al equipo en la categoría y durante muchos años a mí me pareció el mejor pivote de Segunda División con diferencia. Es verdad que, como todos los futbolistas ha acusado el paso de las temporadas y este año las lesiones tampoco le permitieron tener esa continuidad, pero es un futbolista que cuando está bien hace mejor a todo el equipo», dice Tito Ramallo. El técnico coruñés le tuvo a sus órdenes en el Fabril, cuando daba sus primeros pasos como jugador.

Carlos Pita nunca fue un goleador, el del sábado fue su primer doblete en sus más de 400 partidos (204 como profesional), pero siempre aparece cuando el equipo lo necesita. «A pesar de los años sigue a un grandísimo nivel porque ahora los futbolistas se cuidan mucho más, es un profesional íntegro y su juego tampoco exige derroche físico, juega con el balón y aunque esté parado en el campo puede estar generando muchas cosas positivas para el grupo», explica Ramallo.

Marcó uno de los goles tras un golpeo lejano por la calle del medio que se fue contra el palo izquierdo. Cazó el rebote y aprovechó que Javi Varas estaba todavía incorporándose para ajustar al palo contrario. Tito Ramallo comenta que Pita «aporta uno o dos goles al año, pero tampoco es su función» y añade que desde muy joven «siempre tuvo una posición muy marcada, por sus condiciones: su juego posicional y su velocidad con el balón, que hacían de él una referencia por el pasillo central».

Pilar de los rojiblancos en su tránsito por Segunda, hace dos años empezó a mermar su protagonismo. La llegada de Francisco coincidió con problemas físicos que le lastraron a principio de curso y después el rendimiento de Seoane y Azeez por el medio pusieron a prueba su paciencia. «Pita representa para mí la profesionalidad, la seriedad y el compromiso, como persona, ya no solo como jugador, es fundamental en un vestuario», añade el técnico, que cree que si ha quedado un pero en la trayectoria del mediocentro es no haber llegado a la élite: «Ha desarrollado casi toda su carrera en un club muy serio y solo le ha faltado dar el salto a Primera. Su velocidad a la hora de jugar, un toque, dos toques, no la tienen muchos jugadores». Cree que en la máxima categoría se habría desenvuelto bien y considera que tiene todavía mucho «fútbol control» que aportar.