El 30 de noviembre de 1803 zarpaba del puerto coruñés a bordo del navío María Pita la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de la Viruela, o simplemente Expedición Balmis, en honor al médico que abanderaba el que hoy está considerado como el primer viaje sanitario internacional de la historia. A bordo también la enfermera Isabel Zendal y 22 niños huérfanos que portaban en sus cuerpos la vacuna de la viruela con la que lograron inmunizar a poblaciones de Venezuela o China.
A mal sitio venían ahora los gurús de la antivacunación a pregonar seudociencia en la feria BioCultura (del 2 al 4 de marzo). Hace más de doscientos años que A Coruña es referencia y vanguardia inmunológica, adalid de la ciencia verdadera y de la medicina con mayúsculas, así que para muchos vecinos es especialmente molesto que les hayan intentado colar el discurso de Xavier Uriarte o José Núñez, miembros de la Liga para la Libertad de Vacunación y autor el primero del libro Los peligros de las vacunas. Más aún cuando la feria llega de la mano del Ayuntamiento, que cede el recinto de ExpoCoruña, instala puesto propio y ha llegado a justificar las charlas antivacunación por que fuesen «impartidas por médicos colexiados co obxectivo de favorecer a reflexión». Como dijo el inmunólogo Federico Martinón en las páginas de La Voz, «la vacunación es un derecho del niño» y negarlo nos llevará a enterrar gente «por enfermedades evitables».
La presión médica y popular ha forzado al gobierno local a rectificar y a extirpar de la feria lo más grave: los peligrosos postulados de la antivacunación. Pero nada más. En el programa sobreviven charlas que abochornan a profesionales y profanos en una ciudad que presume de tener la mejor red de museos científicos de España; por cierto, municipales en su mayoría. Así que habría que preguntarse cómo encaja la apuesta del Ayuntamiento de A Coruña por la Casa de las Ciencias con una conferencia titulada Geometría sagrada y terapia vibracional para animales; por la casa del Hombre, con la charla-taller Meditación con sonidos chamánicos, o por la Casa de los Peces, con el uso de la leche y el calostro de yegua para mejorar el sistema inmunitario.
Habrá que creer en la buena fe de nuestros gobernantes, a los que probablemente colaron las manzanas envenenadas de la feria. Pero ahora que han dicho adiós a los gurús de la antivacunación habría que exigirles la responsabilidad de comprobar los contenidos de un evento como este cuando lo hace suyo el municipio; es decir, A Coruña. Porque jugar a aprendices de brujo sin el sostén de la evidencia científica es arriesgado, y en la ciudad de la Expedición Balmis, además, una osadía.