Un mar de rotondas confusas en cuatro kilómetros de paseo

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Las señales resultan poco comprensibles para los conductores

09 feb 2018 . Actualizado a las 12:42 h.

El paseo marítimo, además de un espacio desde el que contemplar el mar, es también un museo antológico de rotondas. Solo entre las Esclavas y Adormideras, en 3,9 kilómetros, hay ocho, y además las hay de todo tipo: de las denominadas plazas con trayectorias marcadas obligatorias, de las que tienen cedas en medio y de las que se comportan como rotondas tradicionales con preferencia para los que están girando. 

Tres tipos distintos

Si la coexistencia de esos tres tipos ya es un lío, sobre todo para quien no conoce la ciudad, la problemática se incrementa cuando se analiza la señalización horizontal. El especialista en seguridad vial Álvaro Louro pone como ejemplo de solución sin sentido la glorieta ubicada a la altura de la fuente de los surfistas. Allí los que bajan por Curros Enríquez y se dirigen hacia Riazor, o los que quieren dar la vuelta, se encuentran con tres ceda el paso antes de poder volver al paseo, uno por cada carril de espera que hay. El problema es que esos tres carriles desembocan en dos. «Y si hay tres coches esperando, ¿cuál tiene preferencia para incorporarse a los dos carriles?», se pregunta Louro.

«Aquí el que viene de fuera se encuentra cosas que no son normales», dice por su parte Manuel Sánchez Quindimil, taxista y presidente de Teletaxi. Cree que al final uno se acaba acostumbrando, pero de todos modos no entiende muy bien la lógica de quien diseñó el tráfico en el paseo. «¿Para qué ponen cedas en cruces con semáforos?», se pregunta, incapaz también de entender los tres cedas para dos carriles frente al Meliá.

Ese caso resulta, tal vez, el más complicado de entender, pero hay más puntos donde la circulación tiene cierto riesgo, como en la rotonda de las Esclavas. En esa confluencia, bastante concurrida, enlazan también la entrada y la salida de un aparcamiento subterráneo y el desvío hacia la explanada frente al estadio de Riazor. Las señales, además, también son confusas en ese punto. Así, quien llega por el carril derecho desde Manuel Murguía se encuentra una flecha que le indica que solo puede girar a la derecha, pero también una línea discontinua en la rotonda que teóricamente le permitiría cambiar de carril y girar a la izquierda.

La de Rubine tampoco es sencilla. De nuevo hay cedas para girar. Allí se juntan los que dan la vuelta y los que se incorporan, con escasa visibilidad desde la calle Riazor, que se suman a los de la avenida de Buenos Aires y el aparcamiento subterráneo.

Tanto en la de la Torre como en la de Adormideras también hay señalización confusa, conviviendo las flechas que indican una dirección obligatoria con líneas discontinuas que, en teoría, permiten al conductor pasarlas y seguir en un sentido distinto al que remite la flecha. 

Alta siniestralidad

Así, no parece extraño que el paseo sea una de las vías con más siniestralidad de A Coruña. En el 2016, por ejemplo, fue la séptima calle con más siniestros, 18 en total, pero las situadas entre la cuarta y la sexta posiciones -Juan Flórez, avenida de Arteixo y ronda de Nelle, por ese orden- cuentan con pocos más, entre 19 y 21 en cada caso.

En los primeros puestos de esa lista se sitúan cada año, desde hace tiempo, las mismas vías: ronda de Outeiro, avenida de Finisterre y Alfonso Molina. Especialistas como Louro creen, en el caso del paseo, que una mayor claridad en la pintura de las rotondas ayudaría a mejorar las cosas.

Firmas en A Zapateira para pedir seguridad

Los lectores siguen enviando comentarios y fotos de los pasos de peatones que consideran más peligros. Juan Benito Díaz cuenta que en A Zapateira recogen firmas en busca de medidas para que los coches reduzcan la velocidad a la altura de los colegios. Otro lector insiste en el riesgo de cruzar en el de la salida de Alfonso Molina a la ronda de Outeiro y otro más apunta que falta iluminación en la ciudad deportiva de la Torre. También critican los de Panaderas con Corralón, Fernando Macías con los Puentes y el de la Avenida de Nueva York, a la altura del British School.