Veinte mil contra la endometriosis

Dolores Vázquez SADA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Una enferma sadense emprende una campaña para conseguir una unidad médica específica en Galicia

05 feb 2018 . Actualizado a las 16:45 h.

«Nueve años con síntomas, cuatro con dolor y uno diagnosticada». Así resume Andrea González Sixto, vecina de Sada de 24 años, su relación con la endometriosis, una patología que considera que no está suficientemente atendida y para la que reclama una unidad específica en Galicia. Su campaña de Change.org lleva casi 20.000 apoyos.

«Es algo complicado mi caso, aunque realmente casi lo son todos», asegura y por eso estima que es necesario un equipo multidisciplinar de atención para una enfermedad que afecta a 1 de cada 10 mujeres en edad fértil, por lo que en Galicia podría haber unos 60.000 casos.

Diagnóstico complejo

Andrea González dice que es difícil de diagnosticar, lo que no favorece la atención de las pacientes, «se tarda entre siete y diez años en diagnosticarla», dice. «A veces le llaman la enfermedad invisible porque no se ve en pruebas de imagen y llegamos al médico diciendo que tenemos dolor con las relaciones, con la regla, en la ovulación y, por ejemplo, en mi caso se acaba convirtiendo en dolor pélvico crónico y los médicos no tienen pruebas, más que el quirófano para saber exactamente lo que hay», relata sobre uno de los retos que deben de superar las pacientes.

En su caso, explica que llegaron a un diagnóstico de la endometriosis por exclusión, «a base de no responder a antibióticos, tener todos los síntomas y tanto en el Materno de A Coruña como a un especialista que fui a Madrid me detectaron un nódulo en el ligamento útero-sacro», relata.

No es una enfermedad fácil de llevar. Esta joven estudiante de Química asegura que padece dolor diario. «A veces hay dolores menos intensos, pero hay otros que es intensísimo, de querer morir», comenta y apunta que intenta atajar la enfermedad con una mediación específica que, reconoce, no siempre funciona. «Tomo esa medicación, un antidepresivo por el dolor neuropático y opiáceos, estos prácticamente tomo todos los días y cuando me da muy fuerte acabo yendo al centro de salud o al Materno, para que me pongan algo por vena», indica. «Vas aguantando, aunque tengas dolor hay que seguir en pie», reconoce sin resignarse.

La endometriosis consiste en la presencia de tejido endometrial fuera de su localización habitual dentro del útero y se puede operar, pero Andrea González apunta que «son operaciones muy complicadas, los tejidos se adhieren a los órganos y la cirujana que me vio en el Materno, en mi caso, me dijo que mi operación era más complicada que un cáncer, que tenía riesgo de salir con bolsa. Siempre dicen que el quirófano es la última opción», rememora y puntualiza que si no se logra retirar todo «se vuelve a expandir».

Respecto a cuánto la limitó esta enfermedad es clara. «Tengo 24 años, llevo mucho tiempo sin salir de fiesta porque, de repente me encuentro mal y tengo que irme, en clase tengo permiso de mis profesores para levantarme y marchar, porque tengo estando en clase aguantando, tomar un opiáceo y seguir teniendo dolor; también me impide ir a clase, al menos dos veces al mes me da fatiga y me duermo aunque no quiera, tienes continuas visitas al hospital y médicos...», comenta. A nivel íntimo también pasa factura. «Yo no puedo mantener relaciones sexuales, muero del dolor», explica y puntualiza: «Llevo una vida normal entre comillas, no estoy en una silla de ruedas, puedo andar, pero sí que me impide, aunque hay chicas que necesitan incluso silla de ruedas porque la enfermedad avanza».

Tratamiento personalizado

Esta estudiante apostilla que aunque hay tratamientos que frenan la enfermedad, algunos hormonales, pero tampoco siempre funcionan. «No todas respondemos a las hormonas, a mí me pusieron unas que en EE.UU. las usan para castrar a violadores, pero no sirvieron de nada», recuerda. Por eso indica que en muchos casos lo que se opta es por ir probando de manera personalizada los distintos tratamientos. «Van probando, pero no todas respondemos y no en todos los casos logran frenarla», apostilla.

Ante este escenario, reclama una unidad similar a la que hay en La Paz, en Madrid, en el Clinic de Barcelona o en Valencia. Aunque reconoce que tanto A Coruña, como Vigo y Ourense dispone de consultas especializadas en la sanidad pública, cree que debería haber más medios y por eso impulsó hace dos meses una campaña de recogida de firmas, que entregará cuando observe que se paralizan los apoyos. «Yo pensé que iba a conseguir unos 1.000», apunta reconociendo su sorpresa por los casi 20.000.

«Vas aguantando, aunque tengas dolor hay que seguir en pie»

«En mi caso, me dijeron que la operación sería más complicada que un cáncer»