3.018 pasos para cruzar (bien) en las calles

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Muchos peatones incumplen las normas, pero también hacen falta mejoras en seguridad vial

05 feb 2018 . Actualizado a las 00:05 h.

A las doce y media de la mañana del viernes la plaza de Mina, como es habitual a esas horas, bullía de personas que pasaban de Sánchez Bregua y la calle Compostela al Cantón. Y al revés. En diez minutos cruzaron el semáforo hasta la isleta un total de 245 personas. De ellas, 89 lo hicieron con el semáforo en rojo y muchos en dos tramos, esperando en el asfalto, en la escasa separación que hay entre los dos sentidos de circulación, para encontrar un hueco y llegar al otro lado. Hace ahora dos años, en el mismo lugar y a la misma hora, 137 peatones esperaban al semáforo y otros 112 se saltaban las normas. Algo se ha mejorado, pero poco.

En A Coruña hay 3.018 pasos de peatones, especifican desde el Ayuntamiento. Los hay regulados por semáforos y también los hay sin regulación. Se puede cruzar en buena parte de los 1.307 semáforos que hay distribuidos por toda la urbe, pero mientras los coches tienden cada vez más a respetar las normas, los peatones no lo hacen, ni de lejos, en la misma proporción. Están obligados a hacerlo y se exponen a multas por no cumplirlas, pero en el 2016 solo se impusieron cuatro sanciones por pasar al otro lado en rojo, frente a las 374 que recibieron otros tantos conductores.

Los coruñeses, en general, cruzan mal, obviando que los peatones son siempre los que se llevan la peor parte en caso de accidente. En el 2016 hubo 491 heridos en accidentes de circulación, de los que 148 fueron peatones atropellados. «A nivel peatón, no hay conciencia del riesgo para nada», dice Jeanne Picard, de la asociación Stop Accidentes, que lleva tiempo trabajando en la prevención en A Coruña.

Muchos accidentes se producen por despistes. «La falta de atención constituye un 28 % de los casos y el no cumplimiento de las normas, el 17 %, seguido por la falta de precaución, con el 14 %», indica el plan de movilidad en vigor en María Pita.

Pero aunque los coruñeses crucen mal, también es cierto que hay infraestructuras mejorables, porque no solo los caminantes se despistan. El pasado mes de mayo una mujer de 51 años moría atropellada en un paso de cebra en Elviña. En agosto hubo otro herido grave en San Andrés y otra más en septiembre en Manuel Azaña.

Desde el Ayuntamiento indican que en los dos últimos años han repintado más de un millar y que se está trabajando en muchos otros para su renovación y mejora.

Álvaro Louro es vicepresidente de la Asociación Española de Investigadores de Accidentes de Tráfico y especialista en seguridad vial, materia de la que imparte clases: «Siempre pongo como ejemplo de pasos mal puestos el que hay en la avenida del Ejército con ronda de Outeiro, pegado a San Diego, y el de la Policía Nacional en la Avenida do Porto», dice. En el primero a los peatones no se los ve venir porque los tapa un muro y en el segundo los conductores no ven el semáforo cuando lo cubren las hojas de los árboles. Hay muchos más.

Jeanne Picard también entiende que hacen falta mejoras como pintura antideslizante fluorescente, luces led y más señalización vertical, y hacer los pasos más visibles y seguros delante de los colegios. En eso, dice, está el consistorio en algunos casos, aunque en otros, como en el de la Sagrada Familia, llevan años esperando.

Hay, además, un problema de diseño. «Ya conseguimos que quitaran los contenedores y coches aparcados de muchos pasos», cuenta, porque un conductor no ve a un niño detrás de un contenedor y puede que no llegue a frenar a tiempo. Hacen falta también, dice, isletas para refugiarse -sobre todo las personas mayores- en aquellas vías de varios carriles en las que a veces no da tiempo a llegar al otro lado, y hace falta también, cuenta, entender a las personas para diseñar vías e infraestructuras. «Los peatones van recto», resume.

Un ejemplo son las escaleras que conectan la acera con el área de juegos infantiles en el parque Europa. Los escalones acaban frente al asfalto. Para cruzar correctamente hay que desplazarse 20 metros, pero la gente no lo hace. ¿Cuesta más cambiar los malos hábitos o pintar una línea frente a la escalera? «Nosotros estamos educando a los niños para que eduquen a los padres», dice Picard. Pero eso va para el largo plazo.