Último adiós a Domingos Merino en A Coruña

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

La capilla ardiente situada en María Pita permaneció abierta al público desde las 11.00 hasta las 16.00 horas

02 feb 2018 . Actualizado a las 18:49 h.

El 19 de abril de 1979 Domingos Merino Mejuto tomaba posesión como alcalde de A Coruña. El político, que fallecía este miércoles, ocupó el cargo en María Pita hasta el 26 de febrero de 1981. El féretro con sus restos llegaron al Concello coruñés alrededor de las 10.00 de la mañana cubierto con una antigua bandera gallega de la República y su medalla de alcalde. Desde las 11.00 hasta las 16.00 horas permaneció abierta la capilla ardiente. Tras un acto para homenajear y despedir al primer alcalde coruñés de la democracia, sus restos mortales abandonaron la casa consistorial rumbo al cementerio de San Amaro.

«A pesar de que eu non o votei, levei unha gran alegría cando foi elixido o primeiro alcalde democrático da Coruña». Esto recuerda Henrique Tello, exconcejal del BNG. Conoció a Merino cuando siendo un crío lo veía jugar al ajedrez en el Circo de Artesanos. Para Tello, «un dos grandes desgustos foi cando lle deron un golpe de estado, porque iso foi» y lamenta la pérdida de quien era «moi boa persoa» y sobre todo «un amigo».

«Era un conversador, dialogante, tranquilo, buena persona, aunque discrepáramos en las cuestiones políticas», decía ayer José Manuel Liaño Flores, regidor antes que Merino. Recordaba este abogado cómo había sido elegido por los miembros de la corporación en febrero de 1976, «gané por dos votos a Rafael Hervada, que era el anterior alcalde y aspiraba a repetir». También señalaba que la muerte de Merino se produjo el día de san Juan Bosco, una fecha en la que en ocasiones se juntaban los cuatro alcaldes que habían estudiado en los salesianos: Liaño, Merino, Javier Losada y López Menéndez.

Este último lamentaba ayer la muerte del exalcalde «y lo que ha sufrido con la enfermedad».

ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

De aquella primera corporación salida de las urnas apuntaba que era «una época muy complicada» y aludía a «aquellos plenos eternos en los que se hablaba de todo, se decidía quien mandaba en el Vaticano o que hacíamos con el muro de Berlín».

También Gonzalo Vázquez Pozo, primer teniente de alcalde con Merino, hablaba de como «todo era convulso por razóns políticas, porque tanto os partidos como as persoas tiñamos expectativas». Para Vázquez Pozo «a guerra subterránea era o tema do Plan Xeral de Urbanismo, que lamentablemente non se aprobou», y recordaba que a Merino sus críticos «déronlle por todos lados».

De todos modos, «cando marchamos o concello quedou ao día das débedas» y contaba, como anécdota, que «firmei pagos de facturas da época de Alfonso Molina, de tulipáns que viñan de Holanda...»,

Otro de los integrantes de aquella primera corporación era Antonio Carro, que se refería al fallecido como «buena persona, tranquilo y, aunque estaba en medio de una vorágine, era coherente con sus ideas». Rechaza Carro las acusaciones de que entonces quisiera ser alcalde y evoca que «yo fui el primero que voté por Merino, a pesar de haber quebrantado los Pactos del Hostal, pero los socialistas siempre cumplimos nuestra palabra».

De dichos pactos hablaba ayer Francisco Vázquez: «Salieron como salieron porque tuve un accidente de coche y estuve un año fuera de circulación, cosa que aprovechó Manuel Soto. Pero a quien le correspondía ser alcalde era a Antonio Carro». Esto decía desde Vigo donde anoche dio una conferencia y hoy «tengo varios actos». Por ello no estará en la despedida de Merino, del que decía: «Simbolizó el cambio municipal, el último cambio institucional porque los ayuntamientos siempre quedamos a la cola».

Para el exalcalde socialista Javier Losada, Domingos Merino «forma parte de la historia de la ciudad ya que empezó a poner en marcha un ayuntamiento de la democracia». Sin embargo, «no tuvo tiempo de dejar un legado», un hombre al que califica como «honesto, honrado y consecuente con su ideología».