Monticaño: una batería de costa incapaz de repeler a los grafiteros

Dolores Vázquez ARTEIXO / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

Los inmuebles presentan una imagen de abandono y el sonido de la galería de tiro interrumpe la tranquilidad de la zona

30 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El parque forestal de Monticaño acusa los años -16 desde la apertura de la primera fase y 13 desde su conclusión- y también el hecho de que su ubicación, perfecta para tener una vista aérea del puerto exterior e incluso de A Coruña, y la falta de visitantes, a determinadas horas, ampare los actos de vandalismo.

El cierre de la opción hostelera que favoreció que muchos se acercasen al enclave ha reducido el número de paseantes y agrandado la situación de abandono de algunos inmuebles, aunque el Concello indica que los talleres de empleo ocupan temporalmente las instalaciones. Sin embargo, hay días, y determinadas horas, que lo único que se ve son las patrullas de la Guardia Civil que van a realizar prácticas en una galería de tiro que se ha intentado esconder entre árboles, pero no se logró aislar acústicamente, por lo que interrumpe la tranquilidad del parque.

El principal problema de Monticaño son las pintadas y el acceso a estancias que deberían estar cerradas porque podrían suponer un riesgo. Los grafitis, de escaso gusto, reciben a los paseantes ya en la garita de entrada, aunque quizás resultan más impactantes en el edificio donde están los baños, que también presentan daños en las puertas, y en la zona de la batería de costa, en donde han llegado a dibujar una esvástica.

No son las primeras agresiones al recinto. Ya en el 2005 hubo que modificar elementos debido a los ataques. Si los destrozos en la cristalera del mirador superior obligaron, en aquel momento, a sustituirla por unas rejas, estas han aguantado los envites, pero aparecen forzadas en algún punto y con elementos dañados en su entorno. Las piezas del museo militar al aire libre también lucen numerosos mensajes de los visitantes.

Es de destacar que personal de la Asociación Pro-Enfermos Mentales (APEM) se ocupa del mantenimiento y la limpieza del parque, que fue acondicionado gracias a una escuela taller, pero eso no evita que haya espacios con escombros que, quizás, no deberían ser de acceso libre y también que la propia obsolescencia de los materiales aumente el riesgo en algunos tramos de escaleras o desluzca este pulmón arteixán.