Caldo y educación católica

Xosé Alfeirán

A CORUÑA CIUDAD

ALBERTO MARTI VILARDEFRANCOS

La Escuela Popular Gratuita destinada a niños pobres fue inaugurada en el año 1888 en la calle Herrerías

29 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El caldo estaba, según La Voz de Galicia del 13 de marzo de 1888, perfectamente condimentado con verdura, patatas, tocino y unto. Iba acompañado de su panecillo. Lo servían de la Cocina Económica. El niño Joaquín Núñez fue de los primeros en comer. A su lado se hallaban otros chavales. Eran los primeros alumnos matriculados en la recién creada Escuela Popular Gratuita para niños pobres. Joaquín guardó sigilosamente el panecillo en uno de sus bolsillos, pero lo vieron. Interrogado porque lo había hecho respondió que era para su madre.

En A Coruña, numerosas personas de las clases populares vivían una existencia llena de penalidades y miserias. Apenas tenían con que vivir o alimentarse y sus hijos vagaban abandonados por las calles. El Estado liberal, caciquil y clasista de la monarquía borbónica carecía de recursos -los impuestos directos sobre la riqueza eran mínimos-, y de interés por paliar las deficiencias sociales y educativas. En este contexto, surgirían diferentes iniciativas, basadas en la filantropía y la caridad, con las que se pretendía atenuar la realidad.

Hace 130 años, el 4 de febrero de 1888, se inauguró la primera Escuela Popular Gratuita. La iniciativa fue del coronel de artillería retirado Camilo Rodríguez Losada y Ozores. Había convencido, ya en 1886, a Fermín Casares, Antonio Labaca, Santiago Ozores, Manuel Barja, Santiago B. Illena, Miguel Salgado, Martín Díaz, Ramón Casal y Rafael Autrán, destacados miembros de la burguesía conservadora coruñesa para fundar un centro escolar que atendiese gratis a niños de familias pobres dándoles educación, alimentos e instrucción católica.

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Su espíritu coincidía con las nuevas encíclicas del papa León XIII en las que animaba a los católicos a realizar y apoyar acciones que tuviesen como fin levantar a las clases obreras de su estado de indigencia.

En sus comienzos abrieron una modesta aula con 5 alumnos, pero a los dos meses de su apertura ya tenían 62 matriculados. Se instalaron en un edificio de la calle Herrerías, que antes había sido cuartel de la Guardia Civil, propiedad de Ángela de Andrés García, viuda de Freire de Andrade, que lo prestó gratuitamente. En el año 1897 lo comprarían a sus herederos y hoy sigue siendo utilizado como escuela infantil. Sufragaban los gastos de las escuelas con los donativos que recibían, listas de suscripción con distintas cuotas mensuales y limosnas obtenidas en campañas de postulación. La escuela era de niños y recibían una instrucción primaria. Se les enseñaba a leer, a escribir y los principios de la aritmética y de la moral católica. Además se les proveía de prendas de vestir y se les daba un rancho diario a las doce, consisten en dos raciones procedentes de la Cocina Económica.

Uno de los platos más habituales era el caldo, por eso este tipo de establecimientos reciben el nombre de «escuelas de caldo». Con los años ampliarían sus actividades. En 1891 abrieron las clases nocturnas de adultos para obreros y el 15 de mayo de 1898 inaugurarían una nueva escuela, para las niñas, en la calle Socorro, esquina calle Cancela, en el Orzán.

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