El Ayuntamiento retirará la caracola de punta Herminia

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Al autor de la obra, Moncho Amigo, baraja varias opciones para regenerar la escultura y volver a colocarla en la costa

20 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La caracola (corno), obra de Moncho Amigo (1952), levantada en punta Herminia, se convirtió en otra víctima del temporal de mar de fondo que desde Islandia trajo el Evi hasta nuestras costas, con olas de entre seis y nueve metros (y picos de más de 19 en punta Langosteira).

Se trata de una obra de arte en homenaje al cuerno de la abundancia, de la riqueza, pero sobre todo «al elemento básico que antiguamente llevaba cada barco y que sus hombres hacían sonar en días de cerrazón de niebla para anunciar su presencia, para evitar los abordajes, la muerte», explica su autor, Moncho Amigo.

La caracola no resistió el tiempo, «los embates de la resaca y el salitre hicieron que dejase de sonar», reflexiona el escultor. Aguantó durante muchos años, «estuvo en primera línea de muerte, porque el mar de punta Herminia es muerte», señala Amigo. De hecho, este último temporal hizo que la caracola fuese arrancada de cuajo de su base y ahora solo se sustente sobre las columnas que soportan su peso, «unas, 3,5 toneladas».

Los técnicos municipales, gestores del parque escultórico de la Torre, se pusieron el jueves en contacto con el escultor. «Y me anunciaron la situación. Yo sabía del daño por las informaciones que aparecían en La Voz».

El funcionario le comentó que iban a tener que retirarla. «Incluso se va a prohibir la bajada hasta la escultura porque en la situación en la que está puede caer en cualquier momento y es un grave riesgo para los visitantes», indicó un técnico municipal.

Pero Amigo recibió antes las llamadas de varios ciudadanos de casi toda España, «incluso de Europa, de aquellos que visitaron A Coruña y querían saber cómo estaba la escultura, si se iba a recuperar», dijo.

Soluciones

La caracola viajará, cuando el mar permita retirarla, hasta los almacenes municipales. La visitará su autor y analizará su estructura: «Soy consciente de que está en muy mal estado tanto por el efecto del paso de los años, como por el efecto del salitre, y por la falta de mantenimiento», dijo.

Aun así, Moncho Amigo no tira la toalla. «Sí existen soluciones para volver a colocar la caracola al lado de nuestra torre de Hércules», dijo el escultor.

Baraja dos posibilidades. La primera es volver a reconstruir la caracola en el mismo acero, el corten, «que aguantó tanto tiempo, ya que el mismo óxido que genera la protege de los elementos dañinos del medio ambiente, incluido del mar». Indicó que tiene la plantilla para reconstruir la caracola. «Si no la quieren hacer en acero, también se puede darle forma en fibra de vidrio: desarrollar los moldes, diseñar una estructura firme en acero y armarla con estos nuevos productos»

Lo que no desea el escultor, y muchos ciudadanos, es que la caracola desaparezca para siempre «de nuestra costa, sonando al unísono con la bocina de la torre de Hércules», manifestó.

En su día se les dijo a los técnicos que la obra estaba demasiado cerca del mar

La caracola se encuentra en el museo al aire libre que se extiende por la península de la Torre, punta Herminia, O Acoroado y el Cabal de Pradeira, a lo largo de 47 hectáreas. «La mayoría de las obras se encuentran en un pésimo estado de conservación, a excepción de la escultura que se erige en la rotonda de acceso a la Torre», dijeron los expertos. Denuncian que hace varios años desapareció la obra O Espiño, «que pendía entre as pedras situadas na parte de abaixo da bucina da torre de Hércules». Esa escultura se la llevó el mar y jamás se volvió a reponer. Los visitantes al parque escultórico de la Torre confían en «que no vuelva a pasar lo mismo con la caracola». Miguel San Claudio, uno de los arqueólogos submarinos de referencia de España y técnico en salvamento indicó que cuando se iba a instalar la caracola «ya les advertí que estaba muy cerca de donde trabaja el mar. La subieron un poco más, pero el mar siempre quiere recuperar su sitio». Espera que ahora «las cosas se hagan mejor y se vuelva a colocar la caracola, pero en el lugar adecuado», subrayó.