Ino Planes: «A Shakira yo no la pincho ni aunque lo pida mi jefe, algo que ya me pasó»

La Voz

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Empieza el año haciendo «lo único que sé hacer», dice. De una a cinco de la madrugada pincha en la sala Moom 57 de Paseo de Ronda

01 ene 2018 . Actualizado a las 23:32 h.

Empieza el año haciendo «lo único que sé hacer», dice. De una a cinco de la madrugada pincha en la sala Moom 57 de Paseo de Ronda. «Defiendo esta profesión de pincha. Llevo 22 años cotizando como disyóquey. Bebo agua mientras actúo y, si necesito un empujón, un chupito de tequila», asegura Inocencio Planes Sánchez. «Soy el tercero de una generación de Inocencios que se acabó. Tengo una hija y una hermana, con lo que no hay más posibilidades», apunta este coruñés nacido en Cataluña. «Solo soy catalán en el carné de identidad. Mi padre era técnico textil y nos vinimos para aquí en el Simca 1.000 con el bum de los setenta. Yo tenía 2 años», comenta Ino, o DJ Ino, como lo conoce todo el mundo.

Charlamos en la cafetería Arpa. Sobre la mesa unas gafas, el móvil, la taza del café, y un vinilo etiquetado con el nombre de Jackmanía, el mismo que el documental sobre música house que presentó hace un par de años y en el que es capaz de conectar A Coruña y Nueva York con espíritu electrónico. Viste sudadera en tonos negros y pendientes en ambas orejas. Es un buen tipo. Cariñoso.

«Soy feliz. Los sábados estoy en la sala Moom; en verano, en Ibiza, y durante todo el año, en muchos eventos para los que me llaman. Estuve en el Sónar cuatro veces y otras tantas en Monegros. Mi sueño es cumplir sueños. Pinchar en el Noroeste me encantaría».

Durante el rato que pasamos juntos noto que se emociona en un par de ocasiones. Por ejemplo, cuando habla de su hija. «Intento ser el mejor padre que puedo. La chica salió skater y lo hace muy bien, ya es tercera de España en rampa. Gracias a ella me estoy aficionando a este deporte», reconoce.

«Sin palabras»

Estudió en los Dominicos. Dice que fue un alumno aceptable «hasta la época rebelde». Hubo dos momentos que marcaron su vida musical. Su primer concierto fue uno del grupo Los Muelles en un local de Monte Alto. «Tocaba Juanillo Esteban. A mí y a mis amigos nos impactó mucho. Al día siguiente fuimos a comprar un bajo y dos guitarras con la tarjeta de la madre de uno. Creamos el grupo de rock Sexto Sentido. Ya pasaron 31 años», recuerda. Y también se acuerda de cuando descubrió la música house. «Fue en la discoteca Vademecum de Vigo. Me cambió la manera de escuchar. Corría el año 1994 y era la primera vez que veía a un disyóquey. Me pasó lo mismo que tiempo atrás en Monte Alto. Me fui a comprar platos, discos y empecé a ensayar en el cuartucho de herramientas de la fábrica textil de mis padres», rememora Ino, al que en 1995 pagaron 5.000 pesetas (30 euros) por una actuación en el Café Olé. Y hasta hoy.

«Ha habido meses de no tener trabajo y otros de no tener fechas libres», sentencia. Se vuelve a emocionar cuando le pregunto qué le gustaría que sonase al marcharse de este mundo. Piensa un rato. «Sin palabras, una pieza de jazz que hice con Sergio Delgado y que compuse la semana que nació mi hija. He llorado mil veces escuchándola», confiesa.

Vinilos y USB

El 2018 arranca con fuerza. Dentro de poco más de dos semanas lo esperan en el club Propaganda, de Moscú, y en San Petersburgo. Y a finales de mes pinchará por primera vez en París. «Viajo con vinilos y un USB. No puedo pasar delante de una tienda de discos y no entrar. Tengo una colección de tres o cuatro mil ejemplares», asegura. Confiesa que es muy cabezón. «Perseverante hasta límites insospechados». E insiste una y otra vez en que es «muy profesional. Creo que me he ganado el respeto de la gente».

Así es DJ Ino. Si alguna vez lo escuchan, no esperen ritmos que ahora suenan mucho en las radios musicales. «Odio el reguetón con toda mi alma. A Shakira yo no la pincho ni aunque lo pida mi jefe, algo que ya me pasó», puntualiza.