El cocinero de un restaurante de A Coruña salva la vida a un hombre que se atragantó con vino

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Le practicó la técnica de reanimación cardiopulmonar y tuvo que insuflarle aire al ver que la víctima no respiraba

08 dic 2017 . Actualizado a las 16:32 h.

Sobre las tres de la tarde de ayer se rozó la desgracia en el restaurante-pizzería La abuela Carlota, ubicado en el bajo del 120 de la calle de la Torre, en A Coruña.

Ocurrió cuando un cliente del establecimiento, de 75 años «entró para tomarse una copa de vino», contó Carla Morrone, propietaria del negocio. Ella y una camarera estaban reponiendo mercancía en las neveras «cuando escuchamos que el señor, que está operado de cáncer de garganta y tiene una traqueotomía, respiraba muy fuerte, haciendo bastante ruido, cuando nunca ocurre».

Sin embargo, Carla y su empleada decidieron no darse la vuelta «por respeto, por no herir la sensibilidad de nuestro cliente». En La abuela Carlota también se encontraba el novio de la camarera: «Vio caerse al señor y gritó».

De inmediato salió de la cocina Jorge Ríos, esposo de Carla. «Les dije que llamasen al 112, que no se pusiesen nerviosos», contó el hombre. Se agachó y tomó el pulso a la víctima: «El corazón no le latía, había entrado en parada cardiorespiratoria y además su cara se estaba poniendo de color negro».

Ríos comenzó entonces a practicarle los masajes de reanimación cardiopulmonar. «Creo que lo hice tan fuerte que hasta le pude hacer daño en las costillas porque escuché un chasquido». El salvador no paró hasta que el corazón de la víctima comenzó a latir, «pero lo hacía con muy poca fuerza y se me volvía a ir, volvía a entrar en parada».

El problema se agudizaba y Jorge Ríos optó por retirarle el tapón que cierra la traqueotomía. Lo hice muy despacio porque sé que si se le quita de golpe puede producirse un shock».

El cocinero le cerró la boca al hombre y comenzó a insuflarle aire por la tráquea, «y al mismo tiempo continué dándole masajes». La maniobra se prolongó durante unos cuarenta minutos.

Mientras, la empleada del restaurante-pizzería había acudido al centro de salud de la zona de Orillamar. «Vinieron una doctora y una enfermera con los equipos de reanimación, y me sustituyeron, pero mi cliente ya respiraba con normalidad».

Más tarde llegó una ambulancia medicalizada. El facultativo reemplazó a la médica de familia que estaba con la víctima. Lo exploraron, le colocaron una vía y oxígeno «y lo trasladaron a la uci del Chuac porque al parecer tenía obturada la garganta», contó Ríos, al que los médicos le dieron las gracias. «Y me dijeron que acababa de salvar una vida».