La sequía provoca las primeras restricciones de agua en 10 años

mONTSE carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El riego de jardines será el único consumo doméstico prohibido por el plan

30 abr 2018 . Actualizado a las 22:01 h.

Las restricciones de agua para frenar la sequía son inminentes. En los próximos días un bando municipal común a todos los concellos del área metropolitana informará del plan acordado a iniciativa del alcalde coruñés, Xulio Ferreiro, que el pasado viernes dirigió una carta a sus homólogos de la comarca exhortándolos a poner en marcha «con carácter inmediato» cinco medidas contra el desabastecimiento.

Serán las primeras limitaciones al consumo desde la crítica situación de diciembre del 2007, cuando la capacidad del embalse de Cecebre bajó a un mínimo histórico del 28 %, pero en esta ocasión, con las reservas en el 38 %, están lejos de afectar a los grifos domésticos. Por lo pronto, solo los riegos en jardines -públicos pero también privados- estarán sometidos a algún tipo de control todavía por determinar. «A actual situación de humidade ambiental permite eliminalos ou racionalizalos», ponderó el alcalde, que pidió colaboración para afrontar un «tempo de excepcionalidade» que podría requerir soluciones «tanto de emerxencia como a largo prazo» si la sequía persiste.

Cuidado con las fugas

Para empezar, a partir de esta semana los concellos suprimirán los baldeos para limpiar las calles, controlarán el consumo en los edificios municipales, las fuentes ornamentales y los surtidores públicos, y reforzarán la inspección en los 550 kilómetros de la red de abastecimiento para detectar y minimizar las fugas, pérdidas que varían ostensiblemente de un ayuntamiento a otro y a las que Emalcsa presta especial atención en una situación comprometida.

Fuentes de la compañía pública avanzaron ayer que las restricciones se mantendrán mientras se encuentre en vigor la alerta decretada por la Xunta el 3 de febrero en la cuenca de los ríos Mero y Barcés y que, aunque el embalse solo se recuperará después de tres meses de lluvias sostenidas, las predicciones meteorológicas permiten «un certo optimismo».

A corto plazo, la semana que viene es altamente probable que llueva. Francisco Infante, delegado en Galicia de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), confirmó ayer que el pronóstico recoge «una anomalía húmeda para toda Galicia, con condiciones más húmedas de lo normal para esta época», que en caso de producirse se traduciría en precipitaciones intensas y generalizadas, toda vez que la normalidad en noviembre -el segundo mes más lluvioso del año, después de diciembre- es húmeda de por sí.

Más allá de la semana que viene, la fiabilidad de las proyecciones meteorológicas va tornándose «no muy alta, escasa», reconoce Infante, y con esa cautela recomienda interpretar el pronóstico estacional, que dibuja un invierno húmedo, como es (o era) costumbre.

Desde la primavera del 2016 Galicia no recibe un tren de borrascas atlánticas como los que caracterizan su clima de invierno. Desde entonces vinieron episodios de agua aislados, lloviznas como las que cayeron el fin de semana pasado que ni siquiera consiguen «facer subir o encoro -explicaron fuentes de Emalcsa-, pero si facer que o nivel baixe máis a modo». Las últimas precipitaciones cargaron fuentes y acuíferos, pero no bastaron para elevar la lámina de agua por encima del 38 % en que se encuentra, justo un mes de estar al 45 %. En estas mismas fechas del excepcionalmente seco 2007, el nivel era del 39 %; finalmente en enero llovió y el área metropolitana se libró de la temida declaración de emergencia.

La sequía no ha venido para quedarse, pero se irá y volverá. «Lo preocupante es la frecuencia con que se registra y que eso está explicado en buena medida en las proyecciones por cambio climático -advierte Francisco Infante-; tendremos períodos secos cada vez más prolongados y más intensos».

El lago de As Encrobas, un as en la manga de proporciones gigantescas

A Coruña cuenta con un gigantesco aliviadero para la sequía, el lago con el que Fenosa regeneró la extinta mina de lignito de As Encrobas, en Meirama, y cuya conexión con Cecebre está recogida en un plan impulsado por la Xunta del que solo se ejecutó la primera fase. Emalcsa aspira a gestionar el lago y está dispuesta a sufragar parte de los 10 millones de euros necesarios a tal fin.