«Es una maravilla trabajar después de diez años en el paro»

Dolores Vázquez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Los ocho empleados de Easygas tienen alguna minusvalía física

14 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha corrido la voz de que tienen el mejor precio garantizado y a sus surtidores no paran de llegar vehículos, pero la singularidad de la gasolinera Easygas no solo está en los precios, sino en la vertiente social del negocio, ya que todo el personal tiene alguna discapacidad física. De momento, cuando solo llevan abiertos desde el jueves en el Camino del Martinete, trabajan allí ocho empleados que cuentan con el respaldo de dos compañeros, Rosa Rodríguez, delegada de la zona noroeste, y Joaquín Izuel, que ejercen de preparadores y lo hacen desde una experiencia similar, ya que ambos tienen una minusvalía y son los primeros en reconocer lo que supone que alguien no vea trabas en su limitación física.

Este tipo de política de contratación se extiende a las diez gasolineras con las que cuenta la empresa. Han empezado ocho trabajadores, pero se espera que la plantilla llegue en A Coruña a los 15 o 18 empleados para atender las 24 horas del día. «Yo llevo diez años con ellos y me devolvieron a la vida», explica Rosa Rodríguez, que sufrió un accidente laboral en un hombro, que le impidió seguir como limpiadora, y que asegura, por lo vivido en sus carnes, «que a la gente con minusvalía no la quiere todo el mundo». Manuel Treus, de 48 años, es uno de los empleados de esta estación de servicio, tiene una minusvalía del 62 % debido a una esclerosis múltiple, y asegura que «es una maravilla trabajar tras 10 años en el paro».

También de las listas del desempleo, aunque solo desde diciembre del 2016, rescataron a Juan Conde, de 41 años, con una minusvalía del 55 % tras sufrir un infarto mientras trabajaba como conductor en una empresa forestal. Como consecuencia del ataque sufrió ceguera, que se sumó a la diabetes que padece desde los 8 años. Recuperó la visión de un ojo, lo que le permite defenderse, pero reconoce que aunque cobraba una pensión por la minusvalía, «no daba para llegar a final de mes» y valora contar con una nómina para normalizar su vida.

La plantilla de Easygas se mueve entre la treintena, y los 58 años del veterano Víctor Manuel Moure, un hombre con una minusvalía del 39 % debido a varias fracturas en una pierna. Su formación es de joyero, trabajó durante decenios en varios establecimientos, pero Easygas lo contrató cuando sus ingresos eran únicamente una renta de fijo discontinuo, que logró tras trabajos esporádicos cubriendo bajas en el sector de la limpieza. «Estoy muy contento, no me lo esperaba, porque suelen coger a gente joven», reconoce, restando importancia a su cojera, y reconociendo el sentimiento de agradecimiento que le embarga por, al menos, tener la oportunidad de intentarlo. Él, como la mayoría de sus compañeros, llegó a la gasolinera a través de Inserta, de la Fundación ONCE.