El adiós de un clásico, de una referencia, de uno de esos negocios que quedarán para siempre en el recuerdo de los que tuvieron la suerte de disfrutar de su cocina y servicio
11 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Días tristes para la hostelería coruñesa y gallega. El restaurante Coral ha cerrado sus puertas después de 63 años de excelencia gastronómica. No es un cierre más, es el adiós de un clásico, de una referencia, de uno de esos negocios que quedarán para siempre en el recuerdo de los que tuvieron la suerte de disfrutar de su cocina y servicio. Hace unos días el establecimiento cerró. En un principio, por vacaciones, pero el runrún de que se trataba de un adiós definitivo se extendió desde el callejón de la Estacada a toda la ciudad. «Terminó el contrato con el propietario del bajo y no les renuevan y, además, mi hermano Andrés se jubila», confirma Pablo Gallego Lodeiro, hijo del fundador. «Yo me crie en el Coral y fui jefe de cocina hasta que me independicé», recuerda Pablo, al que se le saltan las lágrimas recordando anécdotas. Los inicios en 1954 en la calle de la Estrella, enfrente del Duna 2, los litigios por aquel local que obligaron al traslado a la Marina. El mesón, el restaurante... El alma máter del negocio, César Gallego Pita, de 91 años, está triste, pero le queda el consuelo de que su legado, de que el apellido Gallego unido a la hostelería de nivel lo mantiene su hijo Pablo en la calle Troncoso, donde el fundador suele acudir casi a diario. Poca gente ha habido tan elegante en una sala como César el del Coral. Lo dicho, no es un adiós más, es la despedida del establecimiento de Galicia que llevaba más años (57) apareciendo como recomendado en la Guía Michelin, según informaba el año pasado el especialista Antonio Cancela. Seguro que en la edición de este año también figurará aunque, por desgracia, el que vaya se encontrará con la puerta cerrada. Mientras escribo me vienen a la memoria cantidad de momentos vividos y los sabores de platos tradicionales preparados con perfección.