Turistas de tapeo entre la hierba

Antonio Sandoval Rey

A CORUÑA CIUDAD

Antonio Sandoval Rey

Oriundos del norte, los bisbitas pratenses recorren los céspedes a la caza de insectos

04 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No me dejo engañar por su pequeño tamaño, su coloración discreta, su silueta delicada, esos grandes ojos oscuros y el reclamo corto y casi lastimero que emiten cuando su bandada rompe a volar sin orden, asustada por mi repentina presencia.

Tras buscar un breve refugio en la cornisa de la Escuela Infantil de Los Rosales, donde consigo fotografiar a uno de cuerpo completo, regresan a la cuesta verde que desde allí desciende al paseo marítimo. Levanto los prismáticos. Localizo la cabeza de otro entre la hierba. Ya ha recobrado la tranquilidad. Echa a andar eludiendo las hojas largas y verdes, tan frescas gracias a las lluvias de estos días.

Por su actitud, podría compararlo con un tigre en un pastizal. Pero me recuerda mucho más a un velociraptor. Sobre todo cuando aguijonea ante sí un insecto para mí invisible y se lo traga sobre la marcha. Y luego otro más. Y otro. Y sus colegas, lo mismo. Para asistir a una voracidad en grupo semejante hay que acudir en hora punta a los más concurridos bares de tapas y raciones de la ciudad.

A través del mar

Tanto pueden llevar aquí desde finales de septiembre como haber llegado hace unas horas. Lo más probable es que su origen sean las islas británicas. Y su ruta hasta aquí, sobre el mar abierto. Hace años asistí a la llegada de varias bandadas desde los campos de la Torre. Desembarcaban en masa del cielo con un anhelo de tierra idéntico al de esos turistas que con cada trasatlántico llenan las calles del centro. Solo que los bisbitas, cuando llegan, no manifiestan desorientación. Tampoco llevan un plano de la ciudad, ni muestran curiosidad por monumentos, tiendas de recuerdos o de licores. Como esos viajeros gastrónomos de los canales de documentales, todo su interés se dirige a degustar los mejores platos que se sirven en A Coruña. Eso sí: con apetito sibarita. Solo les valen las delicatesen que ofrecen nuestras praderas y céspedes.

Da gusto verlos comer. ¿Decidirán quedarse aquí todo el invierno, o continuarán en unas pocas horas o días su viaje hacia Portugal, Extremadura, Andalucía...?

Una investigación reciente de José Luis Tellería, catedrático de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid, revela cómo es probable que el cambio climático afecte la distribución invernal de estos pájaros en Iberia. Según Tellería, sus bandadas abandonarán las áreas de menor altitud del sur para resultar más abundantes en mesetas y montañas, donde se suavizarán las temperaturas más frías. Así las cosas, es probable que aquí en Galicia retengamos algunos más en años futuros. O quizás no. Allá donde crían estos bisbitas, se ha detectado una reducción de sus poblaciones de un 30 % en solo 11 años. ¿Deberían interesarse los responsables de Turismo de A Coruña por estas circunstancias? Acaso no en concreto por los bisbitas y sus idas y venidas, pero sí por lo que estas evidencian. Las cosas ya no son como antes, y eso afecta, de una u otra manera, a todos los viajeros que llegan hasta aquí. Incluidos los que vienen de tapeo entre la hierba.