«No tenía experiencia, pero al ser mujer y mayor de 40 años...»

m. c. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

JOSÉ PARDO

A Coruña fue la única ciudad atlántica que redujo el paro en octubre y la de peor evolución interanual de las siete capitales

04 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Algo se está moviendo, a la gente la están llamando para trabajar», afirma Ana Esteban en la puerta de la oficina de empleo a la que acudió a consultar el tipo de contrato que podría firmar para su segunda actividad laboral. La primera es de charcutera en Gadis, 18 horas a la semana por las que cobra 537 euros mensuales. Es licenciada en Geografía e Historia, trabajó en archivos y bibliotecas, estudió un ciclo superior de Educación Infantil y ahora está pendiente de una oferta en la escuela municipal en la que cubrió veinte días en septiembre. «Del supermercado me llamaron porque los bonifican, supongo, porque experiencia no tenía, pero al ser mujer y mayor de 40 años...».

En los últimos 12 meses el paro femenino se redujo en A Coruña el 2,4 %. El masculino bajó más del doble, el 6,1 %, y la media quedó en el 4,1 %. Es la cifra más baja de las siete capitales gallegas, que crearon empleo a un ritmo notablemente más alto, del 8,5 % en Ferrol, Lugo y Ourense, y por encima del 5 % en Vigo y Santiago.

El último día de octubre estaban inscritos en las oficinas del SEPE 9.849 mujeres y 7.865 hombres, 24 y 13 menos que un mes antes, que apenas representan el 0,2 %. El dato no es del todo malo. Ourense y Lugo aliviaron sus listas un 3,2 y un 1,4 %, respectivamente, pero salvo A Coruña el resto de capitales atlánticas acabaron octubre con más parados que el mes anterior.

A sus 30 años, el abogado Guillermo Mosquera no está para lamentos. Empezó a trabajar en un despacho al acabar la carrera y siete años después se dispone a abrir uno propio. Es un emprendedor. Va a capitalizar el 60 % de la prestación por desempleo y reservar el 40 % para abonar las cuotas de autónomos y Seguridad Social. «Ahora mismo no veo nada negro», celebra.

José Manuel García tampoco desespera a sus 47 años y en paro desde finales del 2016. «Al que monta algo por su cuenta ahora lo llaman emprendedor, pero es el autónomo de toda la vida», explica. Él lo fue bastante tiempo y también trabajó de conserje en la sede de la Seguridad Social en la plaza de Vigo. «El puesto me lo consiguió la oficina de empleo. Yo pensé que era una broma. Estuve cuatro años». Tiene confianza en que pronto aparezca algo. Cada semana envía un par de currículos y cada dos meses asiste a una entrevista. «Lo máximo que estuve sin trabajar fue año y pico y ya llevo un año», razona.

Pablo García Iglesias, también parado desde hace un año, es mozo de almacén, tiene 44 años y sale de la oficina empujando el carrito donde duerme su sobrino. Su pareja es empleada de hogar y con una ayuda que reciben entre los dos ingresan alrededor de 900 euros. «Expectativas tengo pocas. Ni de chollo ni de cursos. Hay pocos y nunca me cogieron».