Alcohólico Samaín de madrugada

Brais Capelán A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

PICADO

La víspera de festivo fue multitudinaria en la emblemática zona que reunió a miles de jóvenes durante gran parte de la noche

02 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La víspera de Todos los Santos era una fecha señalada para miles de jóvenes. Todos preveían una velada con los jardines de Méndez Núñez llenos de jóvenes para hacer botellón. Hasta la Policía Nacional se paseó en coche por la zona. Fue una noche tranquila -ninguna pelea o suceso que lamentar-, pero multitudinaria. Esta es la tónica habitual desde que comenzó el curso universitario.

«Nunca había visto tanta gente así», afirma un joven. «Qué dices. Hace unos años no se podía ni andar», le replica un amigo. Lo cierto es que durante la noche del martes la zona central de los jardines, que comprende las inmediaciones del café Mirador y la fuente, estaba abarrotada. Solo se abrió un hueco cuando una joven se sintió indispuesta y tuvo que ser ayudada por sus amigos.

Ni un banco quedaba libre a la 1.30 horas. Esto propició que los usuarios del botellón buscasen asiento en los monumentos del jardín, como la estatua de Pardo Bazán, en cuyo regazo descansaba un joven. También los árboles sufrieron las consecuencias propias de esta celebración. El ejemplar de ombú o bella sombra estaba rodeado de vidrios y algún que otro usuario orinó en su base, recubierta por un forro ante los numerosos ataques vandálicos que sufre.

«Llevaba tiempo sin venir, pero ahora parece que vuelve a estar de moda», dice una joven, que destaca la precocidad de los asistentes: «Hay muchos que aún están en el instituto». La pregunta clave: ¿por qué tiene tanto éxito la fórmula del botellón?. «Una copa en cualquier local del puerto te cuesta 6 euros, lo mismo que una botella de ron o ginebra en un supermercado. Si compartes con un amigo, entre vasos, hielos y refresco, te sale a 5 euros por cabeza», afirma otro usuario.

Los negocios de la zona también se ven afectados por la presencia de estos miles de jóvenes. En Foto Barreiros, junto a la Avenida do Porto, un grupo de usuarios competía por ver quién era el primero en alcanzar el tejado del establecimiento. Además, en la puerta del café Mirador se agolpaban una docena de personas, con numerosas bolsas -usadas como cojín- y botellas. También en los parques infantiles junto al palco de la Música quedaban a las 3.00 horas varios grupos bebiendo en columpios y toboganes.

Cuando llegó la hora de emprender la marcha hacia los pubs -tanto del Orzán como de Cantones Village-, muchos cruzaban en rojo, obligando a taxistas y conductores a frenar en seco para evitar accidentes. Una chica, que se tambaleaba, amagó en varias ocasiones con tirarse al carril derecho de la Avenida do Porto, teniendo sus amigos que tirarla hacia la acera.

Son algunas de las imágenes que se pueden ver cada semana en los jardines de Méndez Núñez. Una zona emblemática convertida durante el Samaín, a base de pintura, máscaras y sangre falsa, en un auténtico pasaje del terror.

La marquesina de Entrejardines, uno de los múltiples urinarios improvisados

La ingesta de alcohol suele acarrear varias visitas al inodoro. Ante la inexistencia de baños en los jardines de Méndez Núñez, los jóvenes han improvisado varios urinarios en la zona, perjudicando estructuras y negocios.

El más reciente es la marquesina de los buses interurbanos, que llegarán el lunes a Entrejardines. La estructura, todavía vallada y sin estrenar, no fue el único punto donde orinaron los jóvenes. En la parte trasera del edificio de la Atalaya ya es habitual ver a muchas personas hacerlo. Los hay que, ante el hedor de esa zona, deciden cruzar la calle y usar los soportales de la Autoridad Portuaria, muy próximos a la comisaría. Por otro lado, ante el reclamo carnavalesco en los jardines, la zona del Copacabana estaba prácticamente desértica. Solo un reducido grupo de personas se situó en los alrededores del palco de la Música.