Los ingenieros piden «altura de miras» para gestionar los terrenos portuarios

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

JANET GONZALEZ VALDES

El presidente del colegio insta a las partes a decidir los usos por consenso

28 oct 2017 . Actualizado a las 11:12 h.

«La envergadura del proyecto es muy alta. Nos encontramos ante una oportunidad histórica de construir ciudad y las cosas tienen que resolverse con una altura de miras acorde con esa envergadura». La contribución de Ricardo Babío, presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Galicia, al debate sobre la gestión de los terrenos que la Autoridad Portuaria liberará para uso público apunta a las Administraciones, «que deben ponerse de acuerdo, con sentidiño, para definir los usos, sin demonizar ninguno». Solo después de pactar a qué se dedicarán los muelles vendrán los concursos de ideas y las aportaciones de equipos profesionales multidisciplinares, sostiene Babío, que coincide con otros ingenieros y arquitectos en que las tres piezas que forman la ciudad (viviendas, equipamientos y espacios libres) deben reproducirse allá donde el tejido urbano se expanda, trabadas entre sí.

«Obviamente los tiempos han cambiado y parece evidente que va a haber que realizar un ajuste del convenio del 2004, pero teniendo en cuenta que hay muelles que no van a quedar libres el año que viene y la evolución de Langosteira también va a ser un factor a considerar -razona el ingeniero-. ¿Qué pasaría si en el punto más alto del crecimiento económico, cuando se vendía todo, se decidiese construir a mansalva y esa decisión condicionase el futuro? Vayamos paso a paso, porque 400.000 metros cuadrados es una superficie enorme que no quedará despejada hasta dentro de unos años y entonces las condiciones pueden ser muy distintas a las actuales».

La obtención de ingresos para financiar la deuda contraída por la Autoridad Portuaria para construir Langosteira a costa del suelo de los muelles es, a su juicio, indiscutible. «Tiene bastante lógica pensar que la Autoridad Portuaria dispone de unos terrenos que puede liberar por el traslado de los usos portuarios y que eso tiene que combinarse con la obtención de ingresos», entiende Babío, que insta a las partes a sellar un acuerdo «en el que no hay ganador ni perdedor porque todos ceden algo. Ocurrió con Alfonso Molina y tendrá que ocurrir ahora, por el bien de todos; somos servidores públicos, que nadie lo olvide».

Distrito 22@, el barrio que Barcelona regeneró con tecnología y viviendas

Enunciada como «un distrito do mar dedicado á economía azul», la propuesta del gobierno local para el muelle de San Diego apunta a usos productivos que, a falta de mayor concreción, podrían corresponderse con suelo industrial para el asentamiento, entre otras, de empresas del sector primario, algo improbable a tenor de las exigencias que acarrearían, tanto de infraestructuras como de protección ambiental, pero también por las ínfimas expectativas de ocupación que generaría el modelo existiendo suelo industrial mucho más barato en el polígono de Morás y el entorno de Langosteira.

Otra posibilidad es que la actividad productiva que defiende el Ayuntamiento se traduzca en términos urbanísticos como suelo tecnológico para desarrollar un lugar, como han ido avanzando fuentes municipales en las últimas semanas, integrado por centros universitarios y una red de equipamientos, zonas verdes y espacios para impulsar «a pesca, a acuicultura sostible, a industria transformadora, a tecnoloxía naval e as enerxías renovables».

El Manchester catalán

Existen iniciativas de transformación urbana a partir de la creación de áreas productivas de concentración de empresas dedicadas a la innovación, el conocimiento y la investigación. En el año 2000 el Ayuntamiento de Barcelona aprobó un nuevo ordenamiento urbanístico pensado para transformar la antigua área industrial de Poblenou, «el Manchester catalán», cerca de 200 hectáreas ocupadas por fábricas obsoletas, en un entorno compacto formado por centros de investigación y transferencia tecnológica, empresas innovadoras, comercios, equipamientos, zonas verdes y residencias, todo ello sometido además a un plan de protección de más de un centenar de elementos de arquitectura industrial. El Distrito 22@ recalificó el suelo (el 100 % privado, inicialmente) para sustituir el industrial tradicional en tecnológico, siempre que la actividad se dirigiera al ámbito de la innovación. Hoy la Torre Agbar diseñada por Jean Nouvel sirve de hito a un tejido social consolidado, ocupado por más de 4.500 empresas punteras y otras tantas viviendas de protección pública, y dinámico de día y de noche.

«La dificultad de construir sobre relleno no es insalvable», afirma Ricardo Babío

«Dificultad, sí, pero salvable», matiza Ricardo Babío sobre la complejidad y el coste económico de construir en suelos de relleno que esta semana advirtieron representantes del Colegio de Arquitectos. El portavoz de los ingenieros de Caminos de Galicia recurrió a ejemplos tan próximos como el túnel del Parrote -«era complicadísimo bajar a esa profundidad con el cantil al lado y al otro lado agua, y ahí está»- o la serie de túneles y viaductos de la A6 que salvaron el puerto de Pedrafita, una obra colosal que nadie aprecia cuando la atraviesa, «aparentemente es igual que en Benavente», pero entraña una complejidad técnica elevada. «En los muelles ocurre lo mismo. No es igual cimentar una nave en un suelo portante, donde con una zapatita basta, que un edificio en un terreno que es un fangal, luego arcilla y el suelo firme a 25 metros, en el que tendrás que utilizar pilotes, pero la dificultad no es un problema, porque se resuelve».

Ricardo Babío también se refirió al tipo de actividad que reservará el puerto para el muelle de Centenario, porque de ella dependerá, entre otras actuaciones, la necesidad de mantener la línea de ferrocarril y el proyecto para integrarla en la reordenación de los futuros muelles.