El Colegio de Arquitectos lamenta su exclusión de las decisiones sobre el futuro de los muelles

MONTSE CARNEIRO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Alerta del alto coste económico de construir en suelo portuario y defiende un concurso de ideas

27 oct 2017 . Actualizado a las 12:56 h.

«El urbanismo no inaugura». La frase es del recordado urbanista y profesor de la Escuela de Arquitectura Juan Luis Dalda y esta semana brotó en una conversación en la sede coruñesa del Colegio de Arquitectos (COAG) al hilo de la operación en marcha para devolver los terrenos portuarios al uso público. El equipo directivo del colegio, que va conociendo los pormenores del asunto «por la prensa», lamenta su exclusión de la toma de decisiones cardinales para estructurar la ciudad, defiende la convocatoria de un concurso de ideas, a pesar de los desafortunados precedentes de los últimos años -algunos, como el de la comisaría, en el espacio mismo de los muelles-, y urge a las Administraciones a superar «los territorios comanches» y no disfrazar lo que objetivamente es «bueno en sí mismo» con problemas de gestión teñidos de intereses que no son estrictamente urbanísticos ni arquitectónicos.

SAN DIEGO

La complejidad de los usos. «Es un regalo para la ciudad tener ese borde ordenado y hay que estudiarlo antes de sospechar de la validez de lo que se va a hacer», razona Roberto Costas, presidente del COAG en A Coruña. De otro modo, la ciudad lo percibiría como un hecho especulativo y no como una posibilidad de mejorar la zona. «No se puede banalizar algo tan complejo. No se trata de que uno sea el bueno, y otro, el malo, solo porque defienden usos distintos -apunta Óscar Pedrós-. Los usos hay que gestionarlos. Hay que hacer números. El hecho en sí no es malo, que no se desvirtúe, o es menos malo que recalificar suelo rústico, eso sí levanta sospechas. ¿Qué va a ser del Ofimático sin terminar después de 20 años si desarrollamos San Diego? ¿Y las torres de Someso, Visma? Los tiempos son malos. Están echando a andar promociones de viviendas que pueden acabar siendo un gueto. Existe una estructura territorial mayor. El problema lo hemos visto con los centros comerciales, porque nadie pensó que el mayor iba a comerse al pequeño y quedar en desuso». La rentabilidad obliga y, sostienen los arquitectos, consiste en que alguien que se vaya a vivir a San Diego obtenga una calidad urbana por lo que paga. «La rentabilidad no es solo económica. Pensemos en un centro de salud o un parque», explica Julia Álvarez.

LA VISIÓN GENERAL

Estación de cercanías. Óscar Pedrós propone elevar el debate sobre el suelo industrial y el suelo residencial al ámbito del área metropolitana. «Falta la visión global, seguimos con una suma de visiones locales», remarca Costas. Aparece la ocasión perdida de la estación de tren de cercanías enfrente de Linares Rivas, al nivel del mar, en el centro de la ciudad. «Es verdad que ya hay una estación intermodal licitada y desconozco a nivel técnico qué pasaría por sacar el tren por As Xubias, seguramente sería más complejo e implicaría una obra civil importante, pero también sé lo que significa poder ir en bicicleta a la estación, subir al tren, bajar en Lavacolla y coger un avión -expone Pedrós-. Son decisiones desechadas hace mucho tiempo, pero quiero que conste que se han desechado no porque fueran técnicamente complejas, sino porque faltó coherencia territorial. Ese es el problema. Y ahora, aquí, con los muelles, con este suelo fronterizo entre dos Administraciones, está ocurriendo lo mismo».

CONCURSO DE IDEAS

Los tiempos políticos. El Colegio de Arquitectos defiende los concursos de ideas «en cualquier circunstancia» -también ahora en el borde marítimo sobre el que solo parece estar trabajando Busquets-, pero alerta de su utilización como arma política «para dar visibilidad a una intención y a continuación caer en saco roto después de costar un dinero al erario público», objeta Pedrós.

 El equipo del COAG recuerda el concurso para el traslado de la comisaría de la constreñida Avenida do Porto a un terreno en la ronda de Nelle propiedad de la Xunta, que concluyó con 24 propuestas de arquitectos y un fallo (el gobierno local ya era distinto al que lo había convocado) que declaró desierto el concurso. «¿En qué lugar deja a los profesionales? ¿Los 24 son ineptos y no saben hacer una comisaría? O el devenir político fue otro no previsto? Los concursos de ideas llevan tiempo. No se pueden sacar dos años antes de un evento político. Esto [el asunto del puerto] sale porque faltan dos años para unas elecciones. Así que volvemos a los territorios comanches y a ese minifundismo autoritario».

COMPLEJIDAD TÉCNICA

Cómo construir sobre relleno. Los arquitectos alertan del alto coste que acarreará construir en los muelles. «Cuando pasamos a la cota cero de la ciudad, que es el Banco Pastor, es habitual que huela a saneamiento, porque el nivel freático está igual o por encima del saneamiento urbano. De hecho siempre está el camión de Valoriza aliviando las alcantarillas. En los muelles tenemos suelo de relleno y se va a necesitar un bombeo potente, cimentaciones caras, profundas, casi me aventuro a decir que pilotaje. Y eso cuesta dinero. ¿Quién lo va a sufragar?», pregunta Pedrós.

De Elviña al aeropuerto, lo que acerca y distancia de Europa

Con la misma ley del suelo se han desarrollado guetos y actuaciones urbanísticas espléndidas. Existen normas, marcos y lenguajes suficientes para llegar a acuerdos. «Hay mecanismos de sobra para que se entiendan dos partes que ideológicamente o por cuestiones de gestión están enfrentadas», apunta Costas. Toda Europa regala ejemplos de buen urbanismo, ¿pero son trasladables a Galicia? «En los años 60 se construyó en Elviña una unidad vecinal en la que Europa se podía mirar, un ejemplo de urbanismo maravilloso y arquitectura maravillosa que sigue siendo puntero. Podemos trasplantar el modelo de las ciudades holandesas, pero a lo mejor tenemos que hacer otra cosa -refiere el presidente de la sede coruñesa del COAG -. Holanda es un país de identidad completamente diferente a Galicia. Ha tenido que ganar país al mar. Ha luchado contra los agentes para poder plantar y hacer ciudades. Y desde esas concepciones sociales y políticas ha llegado a gestionar ese tipo de crecimientos. Aquí hay otra política, otra manera de organizarnos y otra identidad».

LA PROPIEDAD PARTIDA

¿Por dónde pasa la línea?

 Óscar Pedrós disiente. Cree que el modelo sirve para Galicia y recuerda a Juan Luis Dalda. «Vivía a caballo entre Alemania y Galicia, veía los dos territorios desde la ventanilla y un día que le pregunté me dijo que podía ordenarse perfectamente igual una zona montañosa, léase Suiza, que una plana, léase Berlín». No es un problema de topografía. El problema aquí está «en el sistema de propiedad y en la excesiva partición de los poderes. Tenemos diputaciones, concellos, xuntas, estados, planes sectoriales para cualquier cosa. Ya no es un tema meramente arquitectónico, ni cultural, ni físico. En Holanda la gente va en bicicleta y llueve más que aquí. ¡Cómo no vamos a adaptarnos nosotros! Lo que ocurre es que allí tienen la gran suerte de coger un tren en cualquier lugar del país y llegar a un aeropuerto que está centralizado para 15 millones de personas. ¡Cómo no vamos a poder centralizar nosotros uno para menos de tres! Podíamos haber pensado en Lavacolla como Schiphol y en A Coruña y Vigo como Ámsterdam y Róterdam. Pero no, porque es un problema de por dónde pasa la línea (me lo decía siempre este profesor), por donde pasa la línea, porque ahí es donde va a haber confrontación».