La directora estrena mañana su documental «Esquece Monelos» en Los Cantones Cines
26 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Siguiendo el curso del río Monelos, la directora Ángeles Huerta hace en su película Esquece Monelos -que mañana se estrena en Los Cantones Cines-, una reflexión universal sobre las inevitables heridas que deja el progreso en la memoria de las ciudades y sus habitantes.
-¿Qué supone para el documental estrenarse en salas convencionales?
-En el caso de una película independiente, no comercial y con un presupuesto tan modesto como esta, siempre es un sueño poder estrenarla en cines. Pero, afortunadamente, cada vez es más habitual y el público incluso demanda este tipo de películas.
-¿Y el hecho de que se estrene en A Coruña?
-Es fundamental. Eso me hace mucha ilusión, pero también me genera muchísima inquietud. Me encantaría que sirviese para generar un debate sobre la ciudad que queremos.
-Ha presentado la película en otros países e incluso se ha llevado un premio en el festival DocumentaMadrid. ¿Funciona una historia aparentemente local fuera de A Coruña?
-Es que se habla del olvido, de la pérdida, de cómo los humanos creamos las ciudades pero también las ciudades nos crean en cierto modo a nosotros. Y esto es universal, aunque lo cuente centrándome en A Coruña. Empezó planteándose como una reflexión del olvido desde una perspectiva neuronal, casi médica. Pero al ir tomando forma se fue enriqueciendo con otros discursos también universales pero que se alejaban del concepto inicial. Y terminó siendo un reflejo de la ciudad en una época determinada, con el río enterrado como metáfora de ese olvido.
-Desde esa perspectiva médica, ¿está A Coruña enferma de alzhéimer?
-Está aquejada de olvido. En A Coruña se ha destruido mucho y hemos olvidado demasiado.
-¿Descubrió esa historia oculta de la ciudad a medida que iba rodando?
-Totalmente. Cuando hicimos el guion teníamos claro que el río tenía que marcar la narración, así que recorrimos su cauce, los sitios por donde pasa. Pero al visitar esos paisajes surgieron los testimonios personales que aportaron una nueva dimensión a la historia. El castillo de San Diego, la historia de los gitanos que fueron desplazados... Y cosas más anecdóticas como que haya anguilas en Lavedra, donde el río pasa bajo Alfonso Molina. En San Cristóbal das Viñas todavía recuerdan cómo las pescaban.