El pacto ni se buscó ni lo habrá pronto

X. Gago / M. Carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El futuro del frente portuario se perfila como uno de los principales campos de batalla de las municipales del 2019

25 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La tan esperada reunión entre el alcalde y el presidente de Puertos del Estado respondió a las enormes expectativas que había creado con una absoluta falta de frutos. Nadie debería estar sorprendido a la vista de lo ocurrido en las horas previas, cuando el gobierno local hizo público el protocolo que contenía sus propuestas antes de negociarlo, y a través de las redes publicitó la convocatoria de una manifestación de la Plataforma en Defensa do Común -que promueve la devolución gratuita de todos los terrenos- paralela a la reunión.

Pero los problemas vienen de antes, cuando se anunció un acuerdo entre el titular de Puertos, José Llorca, y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, para garantizar la titularidad pública de La Solana, Batería y Calvo Sotelo. El pacto está legitimado por una moción aprobada en el pleno por Marea, PSOE y PP, que instaba a Feijoo a intervenir con ese fin, pero fue alcanzado al margen del gobierno local, lo que causó malestar en su seno.

Xulio Ferreiro reaccionó atribuyendo a su ejecutivo el mérito de haber capitaneado esa reivindicación, pero al mismo tiempo lo desvirtuó denunciando que era producto de una «deslealdade» -pese a la moción- e incluso ayer negó la existencia del acuerdo. El gobierno local podría haberse atribuido el mérito y además haber presentado un proyecto de futuro para Calvo Sotelo y Batería, lo que dejaría la pelota en el tejado de Puertos. Pero no pudo presentarlo porque tras 29 meses al frente de María Pita no lo tiene, como reconoció el propio alcalde al señalar que están «traballando na definición dos usos para os terreos portuarios», y en la revisión de los convenios firmados en el 2004 para construir el puerto de Langosteira.

Esos trámites podrían tardar meses y requerirán el apoyo del pleno, donde el gobierno está en minoría con 10 ediles de 27. La proximidad de las municipales, previstas en mayo del 2019, podría dificultar su aprobación. Pero además, en caso de pasar ese trance, cualquier cambio en los convenios, o en el plan general, que es el documento clave para definir el futuro de los muelles, requerirá el plácet de la Xunta.

Por su parte, Llorca reivindicó ayer el papel del Consejo de la Autoridad Portuaria, en el que están representados los Ayuntamientos de A Coruña y Arteixo, la Xunta, Puertos... Ese organismo es el único con capacidad para decidir cuándo se desafectarán los muelles y, de acuerdo al plan general vigente, podría incluso iniciar el proyecto para reformarlos, aunque dependería del Ayuntamiento para la concesión de las pertinentes licencias.

El porqué del consorcio

Pese a ser un ente «colegiado», como señaló Llorca, el gobierno local se opone a que las decisiones se tomen en el consejo del Puerto, un órgano en el que, como ayer señaló Ferreiro, el Ayuntamiento no tiene mayoría frente a otras Administraciones gestionadas, de manera directa o indirecta, por el PP. Eso explica la insistencia del alcalde en que las decisiones se tomen en un ente consorcial «presidido polo Concello de A Coruña».

La formación de ese órgano es improbable. El presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, casi la ha descartado; y ayer Llorca la rechazó de manera indirecta insistiendo en que pueden existir «otras fórmulas».

No se trata solo de preferencias personales. Parece complicado que un propietario -el Puerto- renuncie a la citada mayoría y ponga el futuro de su patrimonio -los muelles- en manos de una entidad que preside otro actor, y más si mantienen una relación tan hostil que hasta respalda manifestaciones en su contra.

La propuesta de crear un consorcio figura en el protocolo que el Ayuntamiento presentó a Puertos. También está ahí la posibilidad de buscar financiación alternativa para punta Langosteira. Esos dos puntos hacen muy complicado que el ente estatal firme el documento, pero el Ayuntamiento ya ha anunciado que lo utilizará como base para continuar con su planificación de los futuros muelles urbanos.

Todo ese cúmulo de circunstancias impidieron que se alcanzase un acuerdo, y la proximidad de las elecciones municipales, con su inminente precampaña, dificultará que se alcance un pacto hasta después de los comicios.

Así, es cuestión de meses que las Administraciones y los partidos implicados en esa pugna comiencen, tras meses de debates sobre cuestiones técnico-administrativas, a plantear planes detallados sobre el futuro del puerto interior y la fachada marítima. Porque hasta el momento nadie ha presentado un solo proyecto concreto, sea de acuerdo al plan general vigente o sujeto a cambios en el mismo, para desarrollar esos espacios, cuya superficie equivale a la de toda la Sagrada Familia y el Agra del Orzán y que configurarán el nuevo centro de la ciudad del siglo XXI.

Las dos Administraciones rectificaron claves de su discurso desde febrero

Hace nueve meses que Puertos y Ayuntamiento se reunieron por primera vez, a raíz de la polémica subasta de La Solana y el Finisterre. Tras el encuentro, el gobierno local pasó a admitir la venta del Finisterre y asumió la necesidad de atender la financiación de Langosteira. Su discurso cambió estos días. Recuperó la reivindicación del Finisterre, exigió un plan completo para todos los muelles -que entonces parecían dispuestos a obviar en los terrenos del hotel- y planteó que Langosteira se pague con fondos europeos. También Puertos ha cambiado partes de su discurso. Entonces la deuda era prioritaria y debía abordarse vendiendo terrenos, ahora Llorca señala que no es apremiante porque los resultados de Langosteira son mejores de lo previsto en los últimos planes de empresa.