¿Cómo será la Ciudad Vieja sin coches?

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Carmen Senín, vecina de la Ciudad Vieja
Carmen Senín, vecina de la Ciudad Vieja M. R.

Los vecinos consideran que el plan de peatonalización necesita actuaciones previas

19 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos de la tarde de ayer. Salida del colegio antes llamado Montel Touzet y ahora Cidade Vella. «No quiero ir en coche, ¡no quiero ir en coche!», insistía, a gritos, una pequeña a la que su madre estaba a punto de meter en uno de los vehículos estacionados ante el centro. Quizá la cría sea una adelantada a su tiempo, ya que a partir de mediados del próximo año el gobierno municipal tiene prevista la peatonalización de la Ciudad Vieja. Esta es la segunda fase de un proyecto puesto en marcha en el verano del 2015 con la reducción de la velocidad máxima a 20 kilómetros por hora en las calles interiores y 10 más en la zona perimetral. El Ayuntamiento también dotó a los residentes de tarjetas para poder estacionar en superficie, además de facilitar el acceso a los 230 vados existentes en el barrio.

«Eu cada vez que escoito que van peatonalizar lémbrome da rexeneración da ría do Burgo que levan anos e anos facendo proxectos». Esto decía ayer un vecino del casco antiguo, aludiendo a un proyecto del que, por el momento, los vecinos no han recibido un documento escrito, sino un avance de las intenciones del gobierno local. Así lo indicaba el presidente de la asociación de vecinos, Pedro Fernández, tras la reunión que mantuvo el pasado martes con responsables municipales.

«Esa es A Pedra de Abalar»

«A mí me parece que no pueden peatonalizar totalmente porque las personas mayores que no pueden andar ¿cómo se van a mover?» Es la opinión de una vecina que ayer paseaba su perro por la plaza de las Bárbaras.

Varios residentes coincidían en apuntar que la peatonalización tiene que ir precedida de mejoras previas, la primera de las cuales sería la reparación de las calles. «¡Viste! Esa es A Pedra de Abalar. Solo falta pasar por debajo». Así se quejaba, en la calle Damas, Lisi Mosquera, después de que pasara un vehículo haciendo saltar una de las losas del vial. A su lado, Mónica Méndez, responsable de la carnicería A Vaquiña, relataba los problemas con los que se encuentran los repartidores para circular por la Ciudad Vieja «porque si se pasan diez minutos de las 11 ya les ponen una multa, y si no tienen que dejar el coche fuera de la zona y venir cargando con la mercancía». También Lisi señalaba los problemas que tienen los empleados de una empresa de distribución: «Les han puesto no sé cuántas multas, y eso que se ve claramente que sus furgonetas no son para ir de paseo por ahí».

Muy a favor de la peatonalización está Alejandro Roig, que esta semana abrió el local Arobe Cerámica, en San Francisco, una calle que, asegura este artesano, «cuando la ves sin coches parece otra diferente». Además, indica que por delante de su tienda-taller pasan la mayor parte de los turistas de los trasatlánticos que visitan una Ciudad Vieja por la que confiesa su debilidad.

Las más de 1.600 plazas de los cuatro aparcamientos del entorno, una posible alternativa

Cuando se puso en marcha el plan de peatonalización de la Ciudad Vieja había censados en el barrio unos 800 vehículos, de los cuales 230 correspondían a otros tantos vados existentes en la zona, casi 300 aparcaban dentro del barrio y otros tantos lo hacían en la zona perimetral del casco antiguo. Con la primera fase de este plan, la reducción de vehículos ha sido notable y solo los residentes pueden estacionar tras obtener la correspondiente tarjeta.

Sin embargo, dos vecinas explicaban ayer que se dan contradicciones, como que «en una casa tienen tres tarjetas y hay comercios que no tienen ninguna». Además, explicaban que este sistema hace que las personas se lo piensen antes de irse a vivir la zona «porque tienes que empadronarte y, por ejemplo, si un universitario que tiene una beca por desplazamiento cambia el domicilio pues la pierde, y por eso no se vienen a vivir aquí». Apuntaba como prueba de ello que en los 15 años que lleva viviendo en la zona dos de los pisos del inmueble que habita «nunca habían estado tanto tiempo sin alquilar».

Los cuatro párkings del entorno de la Ciudad Vieja suman más de 1.600 plazas de estacionamiento, de las que la mayor parte son las del Parrote, que puede albergar hasta 600 vehículos. De hecho, ya durante la construcción de este aparcamiento algunos vecinos del casco antiguo habían adquirido plazas. Los otros tres serían los de la plaza de María Pita, el de la Maestranza y el Marina Coruña, que es el más alejado, y suman un millar de estacionamientos. Los responsables de esos párkings estarían dispuestos aplicar unas cuotas más bajas de lo habitual, en función del número de vehículos recibidos, según indican desde la asociación de vecinos.