Arranque otoñal con deberes sin hacer en Santa Margarita

b. Capelán A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El abandono y el vandalismo es visible en varios puntos del parque, como el molino, cuyas vidrieras han sido apedreadas

18 oct 2017 . Actualizado a las 17:31 h.

Los coletazos del huracán Ophelia han recordado a los coruñeses que la rueda de las estaciones sigue girando y ya hace semanas que estamos en otoño. Estos días muchos han sacado sus bufandas y abrigos del armario ante la bajada de las temperaturas y la llegada de las lluvias. Comienza una época del año para disfrutar de las castañas asadas, un chocolate caliente tras un paseo por el centro y el cambio de color y la caída de hojas de los árboles.

Esto último alcanza sus máximas cotas de esplendor en el parque de Santa Margarita, un rincón verde -teñido ahora de amarillo y marrón- en plena ciudad, donde huir del caos y el ruido del tráfico. Un lugar, que este año cumple cuarenta otoños desde su inauguración, con múltiples posibilidades y actividades para todas las edades, como quedó constatado ayer mismo, con jóvenes y adultos compartiendo merenderos o paseando sobre el manto tejido por las hojas de los árboles.

Sin embargo, el otoño ha cogido a Santa Margarita con varios deberes sin hacer, pues pese a que muchas de sus estructuras se encuentran en un estado aceptable, hay algunas que necesitan un mantenimiento urgente y otras que, directamente, se encuentran en estado de total abandono desde hace tiempo. Así lo denuncian varios usuarios de la zona, que ya han informado al 010 de algunos desperfectos. «Llamamos para que lo reparasen, pero lleva semanas así y el tema de la basura también preocupa», dice una madre sobre el parque.

En el parque infantil junto a la entrada de la avenida de Arteixo hay tres bancos cuyos respaldos han sido arrancados y se encuentran tirados en el suelo. Los propios juegos han sido víctimas de actos vandálicos. Las pintadas se propagan como las hojas de los árboles por el resto del parque. Desde la pista de fútbol y baloncesto al entorno del anfiteatro.

El molino rodeado por un estanque que antaño estaba poblado de patos luce hoy unas malogradas aspas y todas sus vidrieras han sido rotas a pedradas. Además, una pareja decidió en su día que el mejor lugar para que el mundo fuese testigo de su amor era la puerta de madera del pequeño edificio, con un enorme corazón irregularmente tallado.

Otro de los problemas que el paso del tiempo ha provocado en el parque de Santa Margarita son las losetas de piedra y la irregularidad del terreno en algunas zonas. «Un día vai caer alguén e entón si que van vir arranxalo», señala un hombre que pasea por la zona.

Pese a todo, el parque sigue teniendo un público fiel, con ancianos jugando a las cartas, jóvenes al baloncesto y niños en los columpios. También es creciente la población canina, y más desde que la zona está libre de pesticidas.