El presidente de la Xunta ha vuelto a demostrar su lealtad y su compromiso personal con A Coruña. Lo ha hecho con un gesto que, de un tiempo a esta parte, ha caído en desuso: escuchar la voz de los ciudadanos y cumplir la encomienda de una moción aprobada en pleno por abrumadora mayoría. El 9 de enero, la ciudad le pidió que mediase para asegurar la titularidad pública de La Solana, Batería y Calvo Sotelo. El martes, ante la ciudad y con José Llorca de testigo, Alberto Núñez Feijoo cumplió. El futuro de una ciudad que quiere recuperar este espacio privilegiado para los coruñeses está ahora más despejado. Comienza una etapa que necesita holgura para el diálogo y anchura de miras para cultivar el nuevo escenario. Un temple al que poco o nada contribuyen las pataletas de quien no quiere o no sabe estar a la altura. La historia perpetúa a los valientes. Alberto Núñez Feijoo acaba de darle oxígeno a esa A Coruña que la mayoría soñamos. Que pelea su porvenir, que se deja aconsejar por sus gentes y que decide después de escuchar. Una ciudad que deja hablar, que saborea el diálogo y que rechaza las distracciones por el ruido de fondo. La Coruña a la que jamás renunciaremos.