El lupus se ceba con ellas

R. d. Seoane A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Dermatólogos del Chuac constatan que la percepción de la calidad de vida entre las mujeres afectadas por manifestaciones cutáneas es tres veces peor que en los hombres

09 oct 2017 . Actualizado a las 07:39 h.

Que el lupus es una enfermedad sobre todo femenina ya se sabía, Pero lo que no se había cuantificado en nuestro entorno todavía, mediante un estudio científico, es de qué manera la perciben quienes la sufren y cómo valoran el impacto en su calidad de vida los que padecen esa enfermedad crónica, generalmente autoinmune, que se manifiesta con lesiones cutáneas, pero también puede ser sistémica y afectar a las articulaciones, al corazón, los pulmones, la sangre e incluso provocar alteraciones neurológicas. Lo han hecho en el servicio de Dermatología del Chuac, donde Pilar Arévalo Bermúdez (Caracas, 1966) realizó un estudio, su tesis doctoral, sobre el lupus eritematoso cutáneo en el área sanitaria de A Coruña.

En el 2013 empezó a reclutar los pacientes y sumó un total de 260 con señales cutáneas, lo que supone, aproximadamente, el 70 % de los afectados de todo el área. Su edad media era de 48,5 años y del total, 183 eran mujeres (70,4 %) y 77 varones (29,6 %). Por cada hombre, dos mujeres en el global, pero si se tomaba aisladamente a aquellos que, además de en la piel, tenían afectaciones sistémicas, la proporción subía: 8 a 1.

«Estudiamos la calidad de vida y vimos que las mujeres llevan peor la enfermedad», explica la especialista, quien alude a la influencia que tiene en esa percepción subjetiva los factores estéticos, como por ejemplo la existencia de secuelas visibles del lupus, y su impacto «en los sentimientos, en cómo les alteraba en el ocio, en el trabajo, porque muchos enfermos tienen que pedirse bajas cuando sufren un brote» o incluso cuestiones como el hecho de tener que utilizar protector solar a diario, porque les mancha la ropa, porque se nota... «Encontramos que ser mujer tiene tres veces mayor riesgo de una peor calidad de vida que ser varón», recalca Arévalo.

A estos aspectos se suma, además, el hecho fundamental de las manifestaciones cutáneas: a mayor número de lesiones, mayor impacto en esa percepción vital. En este sentido, el trabajo realizado sirvió también para comprobar que en el caso de los pacientes del área sanitaria coruñesa las formas más frecuentes eran el lupus eritematoso discoide y el túnido.

Para acercase un poco más a la realidad del enfermo de lupus, la doctora se detuvo en que cada paciente cubriese un cuestionario, y en revisar su historia clínica con un examen físico completo y análisis de sus estudios de laboratorio, electros, peso, talla, tensión y demás variables de interés para realizar una radiografía completa de un colectivo cuyos datos ya han dado lugar a varias publicaciones científicas.

Las pacientes con enfermedad sistémica tienen menos sobrepeso que la media

A pesar del peso cada vez más evidente que tienen los factores ambientales en el desarrollo de la enfermedad, todo apunta, según los estudios, a que «los factores genéticos e inmunológicos son más importantes que los ambientales, más relacionados con las formas cutáneas, en las formas más graves, en el lupus sistémico».

La prolija investigación ha servido también para constatar que precisamente este grupo de personas con lupus sistémico generalmente reciben tratamiento hasta 10 años antes que a aquellas a las que la enfermedad solo les provoca lesiones en la piel.

Además, las pruebas realizadas arrojan que cuando se sufren estas manifestaciones sistémicas asociadas a la presencia de anticuerpos, «generalmente las pacientes tienen un índice de masa corporal menor, es decir, suelen ser más delgadas» que los pacientes con lupus con solo manifestaciones cutáneas. De hecho, si el nivel de sobrepeso en la población general ronda el 55 %, en el caso de las pacientes con lupus sistémico bajaba casi a la mitad, el 29,5 %, mientras que en el grupo de lupus eritematoso cutáneo subía al 63,6 %.

Se fijó también la doctora en el denominado síndrome metabólico y su relación con la enfermedad, dado que se ha comprobado que está vinculado con tener hasta el doble de riesgo de enfermedad cardiovascular y cinco veces mayor de diabetes. En el grupo estudiado por la dermatóloga del Chuac, el síndrome metabólico afectaba ya al 32,7 % de los enfermos, casi 8 puntos más que los índices registrados en la sociedad en general. Además, todos los valores analizados iban ascendiendo en relación directa con el aumento de la edad de los afectados estudiados , los factores de riesgo que presentaban y el tiempo sufriendo lupus.

Con el doble de fumadores que entre la población general

Entre los datos más llamativos del estudio realizado en el área sanitaria coruñesa se encuentran los que tienen que ver con el lupus y el consumo de tabaco como uno de los factores, al margen de la exposición a los rayos ultravioletas, que inciden en la patología. El 58 % de los pacientes estudiados fumaban, frente al 24 % en la población general, y «vimos que los fumadores tenían tres veces mayor actividad de lesiones en la piel que los que no lo eran», subraya Arévalo.

En este colectivo también realizaron test de dependencia , que dieron como resultado que los de mayor dependencia, aquellos que no esperan cinco minutos para el primer pitillo del día o a los que se les hace muy difícil permanecer dos horas en el cine sin fumar, reflejan una peor calidad de vida.

Por sexos, entre los varones el tabaquismo alcanzaba al 66 %, mientras que en las mujeres el 47 %. «Quizá el tabaco -apunta la especialista- puede hacer que los hombres, cuando a priori están más protegidos frente al lupus, sean más susceptibles». El cigarrillo, se confirma, es uno de los factores ambientales de impacto en una patología en la que, sin embargo, la luz ultravioleta continúa siendo el principal agente a tener en cuenta.

En todo caso, la dermatóloga insiste en que el conocimiento alcanzado sugiere que los estilos de vida tienen bastante que decir en el lupus. «Cada vez hay más razones para dejar el tabaco», subraya. De hecho, desde sus consultas se ha desviado a paciente al programa de deshabituación tabáquica «y muchos lo han dejado».