«El electroshock es un tratamiento seguro y eficaz que puede salvar vidas»

R. DOMÍNGUEZ A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

No aplicar terapia electroconvulsiva cuando está indicada «es una mala praxis», afirma el psiquiatra

04 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

José Ramón Silveira (A Coruña, 1971) es médico psiquiatra de la unidad de hospitalización de Oza, en la Xerencia de Xestión Integrada de A Coruña, y preside la Asociación Gallega de Psiquiatría, a la que pertenecen 246 de los aproximadamente 300 especialistas que hay en la Comunidade. La entidad organiza este mes un curso básico dedicado al electroshock o, tal y como se denomina clínicamente, la terapia electroconvulsiva (TEC). «Tiene muy mala prensa», lamenta el experto.

-Está extendida la creencia de que ya no se utiliza.

-La TEC es una forma de tratamiento, a veces la más efectiva y la más segura.

-¿Y está indicada para?

-A grandes rasgos para depresiones graves y patologías severas con ideas de suicidio. La combinación de depresión, psicosis, suicidio y catatonia, de cualquiera de estos factores, podría ser susceptible de TEC.

-¿Es el último recurso?

-No. Estamos intentando desmitificarlo porque ha quedado relegado de forma equivocada. Ha habido un desprestigio injustificado. El electroshock se empezó a usar a finales de los 30. Antes de la aparición de los psicofármacos, en 1953, era una de las pocas posibilidades de tratamiento. Es verdad que antes tenía complicaciones que hoy ya no surgen, como lesiones musculares, óseas, crisis que no se controlaban... Hay que tener en cuenta que no había anestesia, ni relajantes musculares. Hoy se hace en salas controladas, con personal médico, enfermería, sedación.... Todas esas vivencias negativas han colaborado a su desprestigio.

-¿En qué consiste?

-Realmente se provoca una convulsión. Es una descarga de corriente continua y lo que provocamos es un estímulo.

-Hay quien dice que es como provocar un infarto cerebral.

-No, al contrario, despierta zonas. Activa las células gliales del cerebro. La TEC aumenta el metabolismo cerebral. No es que provoque un infarto y muerte cerebral, sino que lo despierta. La energía que se aplica va en función de lo indicado para cada paciente y la convulsión tiene que cumplir unos parámetros adecuados . No es una crisis convulsiva de cualquier manera, no, está totalmente controlada.

-¿Resultados?

-Tiene unos números inapelables. Su efectividad es muy alta, con un 80 % de resolución en las indicaciones que curiosamente son las más graves. Son patologías urgentes, porque hay ideas de suicidio. Estamos hablando de depresiones endógenas, no de cualquier depresión. Donde fallan los antidepresivos se consigue hasta un 50- 60 % de efectividad en tres semanas, tiempo en el que los fármacos ni siquiera empiezan a hacer efecto

-¿Por qué tiene tan mala fama?

-En los 70, equivocadamente, se asoció a métodos represivos de la psiquiatría por parte de grupos culturales y políticos poco preocupados por el conocimiento científico. La TEC cayó en esa visión que para nada es la real. El cine y la tele no ayudaron. Todo el mundo recuerda Alguien voló sobre el nido del cuco, donde no había depresión, se usaba para modular una conducta y para eso no está indicado. La TEC no está para eliminar ideologías. Desde el punto de vista científico, y no lo digo yo, sino expertos de prestigio, que hoy en día en un servicio de psiquiatría no se aplique cuando se necesita es una mala praxis. Es un tratamiento seguro y eficaz que puede salvar vidas.

-¿No hay controversia entre los propios médicos?

-Puede haber, quizá por desconocimiento, en otras especialidades una visión infundada. Y se pueden transmitir miedos o recelos. Solo la información rigurosa puede hacer que los pacientes se beneficien. La evidencia científica confirma sus resultados e, insisto, no aplicarla puede ser una mala praxis. Por no hablar de los beneficios en determinados grupos de enfermos, como ancianos a los que los fármacos les pueden provocar efectos secundarios más graves, o las embarazadas, para la que podría ser su primera opción terapéutica.

-¿Qué dicen las familias?

-Siempre consultamos, aunque estén ingresados con autorización judicial. Solo recuerdo un par de casos de rechazo. Muchas veces al principio son reticentes, prefieren esperar, pero al final acaban entendiendo que es necesario y confían en nuestro criterio. Y todos se sorprenden de los resultados.

«No es peligroso si se aplica en condiciones adecuadas»

En el servicio de salud mental del Chuac, al que también acuden personas de buena parte de la Costa da Morte como centro de referencia, se aplica la terapia electrocompulsiva (TEC) a una veintena de pacientes al año.

-¿Qué limitaciones tiene?

-Es llamativo, porque no hay ninguna contraindicación absoluta descrita. Se podría aplicar en cualquier situación adversa y en teoría a cualquier persona con los trastornos para los que está indicada aunque sufriese cualquier patología orgánica.

-¿Y efectos secundarios?

-El más frecuente es la pérdida de memoria autobiográfica e inmediata, que se limita a la vivencia del proceso. Pueden perder datos biográficos previos, unas horas de las que no se van a acordar, y olvidar vivencias recientes, que generalmente se recuperan espontáneamente en unas semanas, una comida, una compra... Esa es la complicación más frecuente, y no es grave. Muy raramente, pueden aparecer convulsiones tras el tratamiento. Pero es una técnica segura. Nosotros nunca hemos perdido un paciente y se ha aplicado incluso a enfermos con un accidente cerebrovascular reciente. De hecho se usa en depresiones post ACV, en enfermos de párkinson a los que la medicación causa problemas... Es un tratamiento que no es para nada peligroso aplicado cuando está indicado, en las condiciones y con los medios adecuados.

-¿Hasta qué punto su uso está generalizado?

-En los servicios de psiquiatría de Santiago y A Coruña se usa desde siempre. Va con la idiosincrasia de cada equipo y de sus recursos. No es que sea nada especial que no pueda realizar cualquier psiquiatra que domine la técnica, pero se necesita sedación, una sala, tener en observación a los pacientes... Generalmente se usa en unidades de agudos. Nosotros lo hacemos en el Abente y Lago, porque en Oza tenemos limitaciones físicas y de personal.