La liberalización del sector acerca las gasolineras a los núcleos urbanos

JUAN TORREIRO CAMBRE / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Responsables de las estaciones de servicio están a favor de la flexibilidad del mercado, pero piden más regulación

23 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Concello de Cambre ha sido el primero en reaccionar al anunciar la modificación de la normativa en su plan general para poder frenar e incluso paralizar temporalmente las nuevas solicitudes para la apertura de gasolineras, sobre todo las de bajo coste. Una nueva fórmula de negocio que está en auge tanto en A Coruña como en su área metropolitana, que revela una apuesta empresarial clara por este tipo de establecimientos que ofrecen como reclamo a los usuarios precios muy competitivos, mejorando sus márgenes de beneficios con poco personal o incluso sin trabajadores. Es el caso de las conocidas como gasolineras fantasma.

«Desde la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de A Coruña estamos a favor de la liberalización del mercado porque favorece y estimula la competencia, siempre dentro de la legalidad, pero se echa en falta una normativa clara en este proceso, porque la actual situación llevará a la autorregulación del sector», advierte Julio López, presidente de esta sociedad. Según López, «al ritmo que vamos en el número de nuevas licencias, en cinco años veremos como muchos de estos negocios se vienen abajo». La liberalización del mercado y sobre todo del suelo ha disparado la presencia de este tipo de establecimientos, bien sea en suelo urbano, comercial o industrial, por tanto, cada vez están mas próximos a los núcleos urbanos.

Preocupación vecinal

Las recientes protestas de los vecinos de O Temple por la construcción de una estación de servicio de bajo precio en el polígono dispara la preocupación de los residentes de Sigrás, en territorio limítrofe entre Cambre y Culleredo, por el rumor de la puesta en marcha de una nueva estación de servicio en esta zona. «Ahora montan una gasolinera en cualquier sitio», dice Fran, que reside en una urbanización de viviendas unifamiliares. «No hay necesidad de otra estación de servicio aquí, con casas alrededor. Sobre todo porque hay dos en poco más de un kilómetro; una cerca del outlet y otra un poco más arriba, en Enxertos», explica.

 Esta misma línea argumental está Jose, que vive en la travesía de Arteixo a la altura de Sabón, muy cerca de la nueva gasolinera que abrirá Repsol al lado del hotel Florida. «No entiendo por qué después de denegarle la licencia, vuelven a concedérsela, sobre todo porque hay dos más de Repsol en Vilarrodís, a 500 metros», explica. Este vecino confiesa su preocupación porque cada vez «hay más gasolineras en zonas urbanas».

Las nuevas formas de negocio fomentan la competencia desleal

El responsable de la estación de servicio Valcárcel en Cambre, Sergio, recuerda los problemas que tuvieron antes de abrir por las protestas de los vecinos, pero comenta que el tiempo «nos ha dado la razón y ahora funcionamos con total normalidad».

Según este responsable, a diferencia de las licencias que están concediendo ahora a estas nuevas formas de negocio, «nosotros cumplimos todos los requisitos de seguridad exigidos por Industria, algo que no está pasando con estos nuevos puntos de suministro». Sergio se queja de la «competencia desleal» que están permitiendo las distintas Administraciones con la liberalización del mercado. «Nosotros somos competitivos buscando los márgenes de beneficio en promociones, fidelización de clientes y el trato casi personalizado, no recortando o prescindiendo de personal», explica.

Sobre este asunto, Luis, que trabaja desde hace más de diez años en una gasolinera de Repsol en el municipio de Culleredo, subraya que como empleado tiene «una formación adecuada para el manejo del combustible». Este trabajador dice que es necesario tener un control porque «todavía hay usuarios que entran a repostar fumando o hablado por el móvil». Por su parte, CC. OO. tiene en marcha una campaña en contra de las gasolineras autoservicio que son una «competencia desleal y generan un empleo precario», dice Arturo Julián, responsable sindical de Industria en A Coruña.