¿Qué te estresa de Coruña?

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

VÍTOR MEJUTO

21 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tengo el día torcido, así que hoy me cuesta mucho empezar esta crónica alabando las maravillas de nuestra querida ciudad. Porque una, que ya va teniendo una edad, empieza también a tener sus manías, sus rarezas y sus pequeñas obsesiones. Creo que a muchos coruñeses les pasa como a mí, que por alguna razón evitamos ciertas aceras, algunos semáforos, determinados locales y, por supuesto, algunas calles. ¿Por qué? Porque como buenos coruñeses somos de ideas fijas. Así que si entran por As Xubias, por ejemplo, puedo apostar que jamás cogen el camino de Alfonso Molina, y viceversa. ¿Acierto?

Tener una ruta marcada es una de nuestras tantas manías, por eso me he puesto a hacer una encuesta que me permita ejemplificar todos los puntos calientes de nuestra ciudad, aquellos detalles que nos enervan y que nos estresan en el día a día. A mí me pone nerviosa, por ejemplo, cuando conduzco por el paseo marítimo ir tacatacataca, tacatacataca por encima de los raíles del tranvía, no me gusta, lo siento; como no me gusta el brevísimo semáforo en cuesta de A Falperra a San Pedro de Mezonzo. Le he cogido tirria. Claro que hay quien detesta cruzar Coruña un día de fútbol (como ayer), aunque de un tiempo a esta parte creo que la mayoría de nosotros «odiamos» vernos en la plaza de Ourense y saber que llegar a María Pita es misión imposible. Venga otra vuelta. Y otra vuelta.

Tengo una amiga, y no miento, que dice que lo que menos le gusta de Coruña es ver a los hipsters en las terrazas como una postal típica (¿dónde están los de siempre?), y a mí me provoca una comezón terrible que cuarenta años después esos mismos de siempre me pregunten como si nada: «¿Esta es la calle de los Olmos o la Galera?».

 Una compañera me dice que no le gusta nada la calle Real (?), tal vez por aquello de perderse de pequeña, y a su lado otra responde tajante que lo peor de Coruña (otro día seguro que es lo mejor) es que siempre te encuentras con alguien. Y con alguien que cuando le cuentas que has visto a no sé quién delante de Pryca ¡no te entiende! A mí me estresa aún ser tan ingenua y creer que este año, o el próximo, o el próximo del próximo, por fin va a haber verano, porque no me he convencido todavía de que solo vestimos de entretiempo. Aunque para tiempos aquellos en los que no había rotondas ni bolardos (¿se acuerdan?), era otra Coruña que nunca corría un maratón. ¿He dicho maratón? No, no, no. Que yo soy de sprint, qué acelere me entra de imaginarlo, así que jamás diré ni mu de los runners, de la «mobilidade» ni de cómo se amanece aquí un domingo. Qué carreras tan... ¿estresantes? Quiero decir desestresantes, emocionantes, interesantes... que nos hacen liberar la tensión acumulada en semanas como esta, en que te entra esa manía de pensar en largarte de Coruña solo... para volver.