Y es que cuando abre la señal lumínica para circular por la avenida de Finisterre, «cierra el semáforo para los vehículos en la calle Fuente Álamo para dar paso a los peatones, por lo que los autobuses, camionetas y camiones quedan en medio de la avenida causando colas que llegan hasta casi a la altura del Palacio de la Ópera».
Muchos pasajeros de los buses urbanos se bajan en paradas ajenas a la suya «para no perder tiempo», dijeron. El lunes «estuvimos en el autobús más de diez minutos esperando y al final tuvimos que ir a pie hasta el pavo real», dijo Luisa, una usuaria.