Hace unos días que el Ayuntamiento ha instalado marcadores en el suelo para delimitar el espacio de las terrazas
24 ago 2017 . Actualizado a las 23:53 h.Este verano, el Ayuntamiento ha querido poner fin a la clásica estampa de sillas y mesas invadiendo las calles del centro. Por eso, en ellas, se pueden ver unas chinchetas o marcadores enfrente de los establecimientos que indican cuál es el espacio que deben ocupar las sillas y mesas de las terrazas. «Antes esto era un caos, sobre todo en la zona de la calle Bailén», afirma Beatriz Parga, una viandante del lugar, «no podían pasar ni las ambulancias», comenta. Claro que no todos están igual de contentos, algunos hosteleros aceptan la medida a regañadientes y se quejan de que pierden clientes. «Antes en esta mesa entraban cuatro personas, ahora solo podemos meter a dos», dice Paco, empleado de la Taberna do Pulpo en la calle dela Galera. «Quitáronnos 20 centímetros que nos daban a vida», comenta Juan Ríos, otro de los empleados del local. «Agora temos que deixar dous metros e medio, pero un coche mide 2,10 e antes podían pasar perfectamente», apunta Juan. La obstaculización del paso de los vehículos, especialmente ambulancias, es lo que ha llevado a la corporación municipal a adoptar este tipo de medidas. «Lo ideal sería que no hiciera falta poner estas marcas. Lo normal sería que cuando viniese una ambulancia se recogiesen las terrazas. Pero claro, la gente solo aprende a base de leyes», afirma Rafael Vázquez, dueño del bar Casa Andrés en la calle de la Barrera. A ellos la medida no les afecta «porque hemos ido siempre por el libro», dice Rafael.
Los establecimientos más perjudicados son aquellos que tradicionalmente utilizaban un espacio mayor del que les correspondía y que ahora han tenido que reducir mesas y sillas, además de clientes, pero lo cierto es que los límites que marcan las señales no se respetan a rajatabla. «Algunas veces, cuando los clientes se sientan echan las sillas hacia atrás y sobrepasan la línea», asegura un Policía Local que el lunes hacía la ronda en la calle de la Franja. «Las sillas deberían situarse en paralelo, pero algunos asientos los ponen rodeando todos los lados de la mesa», puntualiza, aunque en general reconoce que la norma se cumple habitualmente. Esto mismo es lo que hace que las sillas del bar de Rafael invadan unos centímetros la calle, pero la policía no es tan quisquillosa «a veces mira un poco de refilón, pero nada más», asegura Rafael. «Me parece una buena idea porque A Coruña es hostelería y hay que conjugar eso con el hecho de que la gente debe tener espacio para pasar y ahora está todo más ordenado», asegura Tania Rodríguez, una viandante de la zona. Aunque también culpa de la falta de movilidad a la estrechez de las calles. «Pero es el encanto que tiene la ciudad», dice.