Límites a las terrazas, entre el aplauso y el enfado de los hosteleros

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El Ayuntamiento comenzó ayer a delimitar el espacio de las mesas en Riego de Agua y Capitán Troncoso

15 jun 2017 . Actualizado a las 12:50 h.

El Ayuntamiento comenzó ayer a poner orden en la anarquía que desde hace años reina en las terrazas de A Coruña. Lo hizo marcando con chinchetas metálicas en el suelo el espacio reservado para cada local en las calles Capitán Troncoso y Riego de Agua. Seguirá con el mismo método hasta completar la misma operación en 34 vías peatonales del centro.

Las actuaciones realizadas ayer en las dos primeras calles levantaron ampollas entre el sector, e incluso los pocos hosteleros que estaban de acuerdo, lamentaban que pagaran justos por pecadores con una delimitación que, en general, reduce el espacio público en las calles ocupado por sillas y mesas. La opinión depende de cómo sea el local al que le afecta. El Malpica, en la esquina de Troncoso y con una amplia fachada, no ve mal la norma. «Está bien delimitar, en otras zonas ocupan todas las aceras, pero aquí no», dice Sonia, trabajadora del establecimiento.

Las responsables del Cerilla también lo ven bien: «Hay que tener respeto por los demás, lo malo es que por culpa de unos pagamos todos», dicen.

Hasta ahí lo positivo, porque otras media docena de hosteleros consultados ven las cosas de otra manera. «Aquí pasan coches a diario sin problemas, lo que pasa es que estos no tienen nada que hacer y vienen con estas tonterías, que me expliquen para qué quieren todo ese espacio vacío, lo que no es normal es que pasen ratas y eso no se mira», dice visiblemente enfadado el responsable de A Roda.

Otros dos hosteleros que prefieren no dar sus nombres dicen que despedirán o dejarán de contratar personal. Uno de ellos verá reducida su terraza en cinco mesas, a 40 euros por servicio calcula que perderá en verano unos 20.000 euros, por lo que no renovará a algún camarero. Otro indican que ya no podrá contratar a más porque no le harán falta.

Otro propietario cuenta que ha pagado unos 300 euros de tasas por ocupación de la vía pública y se pregunta quién le va a devolver ahora ese dinero. También los hay que no saben qué harán con las mesas que les sobren y que también han tenido que comprar.

«Nos coarta un poquito, en verano es cuando más se trabaja y esto limita más, pero tendremos que aceptarlo porque es una norma», cuenta Modesto, de Pablo Gallego, quien recuerda que en verano la gente lo que quiere es estar en las terrazas, y no en el interior de los locales.

En Troncoso algún hostelero midió el espacio que queda libre entre terrazas ahora: son 4,2 metros, cuando con tres sobraba para el paso de vehículos de emergencias, dice.

En Riego de Agua tampoco ven las ventajas de reducir espacio para mesas y sillas en una calle que no daba problemas y que tiene mucha demanda. Allí entiende que sí hay vías problemáticas en la ciudad, pero se preguntan por qué no se arreglan los problemas allá donde los haya en lugar de modificar los espacios donde no se afectaba al tránsito peatonal y de vehículos de emergencias.

La nueva norma establece que en las calles más estrechas ha de quedar como mínimo 1,8 metros libres para que accedan ambulancias y que la norma general fija esa anchura en tres metros, permitiéndose 2,5 metros de paso en vías céntricas con poco espacio.

La idea es que todos los locales tengan marcado este verano el espacio que les corresponde. Por ahora las limitaciones no están gustando a quienes viven de la barra y que tienen en verano, precisamente, su mejor momento. «Si no aprovechamos un poco el verano, en invierno aquí no viene nadie y habrá que cerrar», dice otro hostelero en Troncoso.