El errático gobierno de la tercera fuerza

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Los ediles socialistas son imprescindibles para que Marea o PP tengan la mayoría y han hecho equilibrios entre ambos partidos

10 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los resultados de las elecciones municipales de mayo del 2015 pusieron al PSOE de A Coruña en una situación inédita. Tras décadas de mayoría absoluta pasaron a ser la tercera fuerza con seis concejales, superados por los diez de la Marea y el PP. En apariencia, el resultado les concede un enorme poder, ya que de ellos depende la mayoría absoluta del pleno, pudiendo favorecer a los mareantes o a los populares.

Así lo veían algunos de los militantes jóvenes. «Vamos a ser los árbitros del partido», dijo uno de ellos superado el choque inicial.

Pero los veteranos lo veían menos claro. «El árbitro es el único al que insulta todo el mundo», señaló uno de ellos cuando supo del comentario. Temía que su partido, tras años de guerras internas, fuese incapaz de gestionar la situación y acabase desinflado en medio de la pugna que enfrenta a sus dos contrincantes.

El frente interno

Tres portavoces en dos años. La fragmentación y el guerracivilismo que padece el PSOE nacional parece aprendido del coruñés. Tras la marcha de Francisco Vázquez, el partido se ha ido fraccionando más y más, hasta el punto de dejar casi inutilizada su capacidad para marcar la agenda política e incluso para competir en elecciones. Ahora se respira una calma relativa, a la espera de que se solvente la batalla nacional entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, a la que seguirán la contienda autonómica y el combate provincial, antes de afrontar la pelea del congreso local y la reyerta de la elección del candidato a la alcaldía para el 2019.

 Pero este mandato no ha estado exento de sacudidas. Empezaron con la dimisión como portavoz de Mar Barcón, cabeza de lista en el 2015. Pasó el testigo a José Manuel Dapena, que dimitió en enero, tras hacerse público que la exportavoz se había reunido con el alcalde, Xulio Ferreiro.

Su marcha provocó que Barcón también dimitiese como secretaria general, forzando el nombramiento de una gestora que Ferraz tardó semanas en elaborar y que no ha logrado enderezar el rumbo interno del partido. La portavocía pasó a José Manuel García, que contó con el apoyo de tres de los seis ediles y se afilió al partido durante este mismo mandato.

La relación con la Marea

Una piedra para tropezar. «Los socialistas como humanos que somos podemos tropezar dos veces en la misma piedra y algo me dice que hemos vuelto a hacerlo», dijo en el pleno del lunes José Manuel García, unos minutos antes de que su grupo se quedase solo en el sí al presupuesto final de este ejercicio. La piedra es la Marea, que se abstuvo, provocando que el portavoz del PSOE les acusase de romper el acuerdo que habían contraído.

Nada nuevo bajo el sol. Ambos se han acusado de quebrar pactos, mentir, sabotear la gestión municipal, bloquear el funcionamiento de servicios públicos...

El PSOE, junto al PP, llegó a retirar la confianza del pleno al alcalde. Pero la relación entre ambas formaciones se mantiene casi igual que al inicio del mandato.

El voto socialista a favor de la investidura de Ferreiro sigue siendo válido. Además el PSOE ha descartado una moción de censura con los populares. Eso les obliga a mantener una colaboración mínima con el gobierno en minoría de la Marea, a riesgo de parecer que bloquean la ciudad si no le dejan algo de aire y al mismo tiempo mantienen su veto a una alternativa con el PP.

La Marea insiste en que el PSOE es su socio preferente, pero los acuerdos con ellos no suelen sobrevivir demasiado. Ocurrió en el pleno del lunes, y también con el preacuerdo que ambos partidos habían alcanzado en primavera para aprobar las cuentas. El grupo de gobierno lo rompió de forma unilateral antes de convocar la citada cuestión de confianza, que sabían estaba perdida.

El presupuesto

El gobierno del tercero. La decisión del PSOE de aprobar en solitario el presupuesto definitivo puede parecer sorprendente, pero está causada por el funcionamiento del pleno. Si nadie hubiese votado a favor, como hicieron los socialistas, las alegaciones que presentaron ellos y el PP no se habrían aplicado. Pero el presupuesto sí habría salido adelante, y sería el documento original que redactó la Marea. El grupo de Ferreiro se abstuvo porque no quería aplicar los recortes de PSOE y PP al texto. El BNG no se jugaba nada. Los populares se abstuvieron porque los socialistas habían negociado con el gobierno local para dejar fuera parte de sus alegaciones. El resultado es que A Coruña tiene un presupuesto aprobado por seis ediles de 27, que administrará un gobierno que no lo apoyó.

El futuro

Más de lo mismo. No es solo que la Marea no aprobase las cuentas que debe gestionar, es que sigue en minoría absoluta. Durante las conversaciones de las últimas semanas, Ferreiro y García hablaron de más cosas que el presupuesto, y además el ejecutivo debe afrontar crecientes problemas. Necesitará al PSOE para transferir cuatro millones de euros de Emalcsa al Ayuntamiento, para poner en marcha el nuevo plan de vivienda municipal, para pagar los millones de euros en facturas irregulares que se acumulan en María Pita por la falta de contrato del servicio de recogida de basuras y otros, para municipalizar las bibliotecas -o incluso para mantenerlas abiertas, porque en otoño se les acaban los fondos-, para poner en marcha un plan de ajuste con el que pretendían dar uso a quince millones de euros, de los que diez podrían dedicarse a inversiones, para incluir en las cuentas las aportaciones del BNG, algo que el PSOE ya ha dado por descartado, para cambiar el presupuesto sin riesgo a que la oposición retoque todo el documento... Después de lo ocurrido ayer, los socialistas consideran que han quedado liberados de esos compromisos -cuando los había-, pero no es la primera vez que el PSOE lanza una advertencia similar en este mandato, incluso le quitó la confianza al alcalde, y sigue «arbitrando».