Paralelamente, la empresa Automóviles Compostelanos avanzaba en sus gestiones para establecer su propia línea entre ambas ciudades. Sus tres primeros ómnibus, encargados a la fábrica francesa De Dion-Bouton, llegaron en ferrocarril a Curtis el 5 de julio. Tras su descarga y encendido, emprendieron la marcha por carretera hasta Arzúa, donde pararon y pernoctaron porque se habían quedado sin carbón. Resueltas las carencias, entraron en Santiago el 7 a las doce de la noche, admirados por muchas personas. Tras las pruebas satisfactorias efectuadas por las carreteras de los alrededores de Santiago, el 21 de julio realizaron su primer viaje con invitados a la ciudad coruñesa; salieron a las 5 de la mañana y, tras parar en Ordes, llegaron sin contratiempos a las diez y veinte. Al día siguiente a las tres y media de la tarde, partía desde la plaza de Ourense el primer viaje ordinario a Santiago de Automóviles Compostelanos.
Dos compañías de ómnibus, más las diligencias, originaron demasiada oferta y competencia. Los malos resultados provocarían la fusión de ambas empresas el 9 de diciembre de 1900. Posteriormente, las desavenencias entre los socios y las deudas harían que cerrasen y que la línea dejase de funcionar. En septiembre de 1903 sus ómnibus fueron comprados en subasta por el industrial de Sada, afincado en Vigo, Antonio Sanjurjo Badía, quien en agosto de 1906 restablecería el servicio.