Hércules lo fundó todo

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

07 mar 2017 . Actualizado a las 13:35 h.

En A Coruña somos tan de Hércules que tenemos un cierto complejo de hijo único. Hasta la pubertad o así, nos creemos que somos la única ciudad del mundo que fundó con sus manos el mismísimo Hércules tras liquidar a Gerión y usar su cráneo como cimiento para la Torre.

Luego, pasado el virus de la adolescencia, uno va viajando y descubre con estupor que Hércules era como uno de aquellos padres golfos de las novelas de García Márquez, que iban sembrando hijos por todas las casas del pueblo.

Torre de Hércules
Torre de Hércules Marcos Míguez

Porque en cuanto uno cruza el Pasaje ve que Hércules ha estado por todas partes. Por Cádiz, claro, pero también por Sevilla, donde le han dedicado una Alameda entera. En Alicante, en lugar de una alameda, le pusieron a Hércules un equipo de fútbol que de vez en cuando le pega un susto a los grandes y que tuvo una etapa gloriosa con el deportivista Arsenio Iglesias en el banquillo. Y en Barcelona, a poco que uno se descuide, tropieza con una hermosa estatua del héroe barbudo en el cruce del paseo de San Juan con la calle Córcega. Dicen que es la escultura pública más antigua de la ciudad y hasta circula la leyenda de que Hércules también fundó Barcelona.

Si uno tiene interés en conocer la historia, lo mejor es irse hasta Barcelona, bajar el escalón del bar Oller, en la esquina de San Juan con Córcega, y leer el artículo que luce clavado en la pared: «Hércules, nuestro vecino», donde Mercurio nos cuenta las peripecias del monumento. Aunque casa Oller está en Barcelona, se bebe Estrella Galicia, para que quede claro de dónde era Hércules.

En A Coruña, además de la Torre, tenemos una avenida de Hércules y hasta la calle Comercial Hércules, que es un callejón sin salida, un culo de saco o como se diga, pero tiene nombre de héroe. A Coruña también le llaman ciudad herculina, por esa manía que tenemos los periodistas de no repetir palabras, que nos lleva a rodeos mucho más peligrosos que una reiteración, como llamar galeno a un médico o incluso borceguí a la bota de un delantero centro. A mí lo de llamar ciudad herculina a Coruña nunca me gustó. Y en veinte años de oficio creo que nunca lo he escrito, porque me suena a Nodo, a naftalina, a museo de cera, a mazmorra y a bichos disecados.

Si se trata de no repetirse, y vista la cantidad de hijos reconocidos a medias que tiene Hércules por el mundo adelante, sería mejor llamar a Coruña la ciudad herculínea, que suena a apolínea, o hercúlea, que evoca al forzudo estrangulando a Gerión con sus bíceps al rojo vivo.

Aunque quizá, con el permiso de nuestro esforzado fundador, A Coruña sea más bien una capital homérica. En el sentido entrañable y admirado que se lo decía aquel secundario borrachín a John Wayne en El hombre tranquilo.