¡No todo van a ser patatas y aceitunas!

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

TODOS QUIEREN METER LA MANO en el bol sea de lo que sea. Pero revisa antes de llevarlos a la boca, puedes llevarte sorpresa, los snacks han dejado de ser verdes y amarillos. Eso sí, siguen siendo muy salados. Algunos.

04 mar 2017 . Actualizado a las 05:15 h.

Que nos sirvan una caña o un refresco ya no nos vale. Nos sabe a poco. No sé si os ha pasado pero en algunas pandillas (véase la mía) los sitios en los que tomar algo se eligen en función de si te ponen además algo para picar. Que no tapa. Algo para echar la mano al cuenco de manera insistente que nos sacie mientras nos bajamos la consumición. Cada vez resulta más raro que el camarero no regrese a la mesa con algo más que lo que hemos pedido, y lejos de anclarse en las clásicas patatas y aceitunas (que bienvenidas sean) parece que ante los snacks se abre un mundo de variedades por delante. En el Pato Mareado, en A Coruña, llevan 12 años haciendo palomitas sin parar. Los jueves, viernes y sábados, a partir de las cinco de la tarde la palomitera está a pleno rendimiento hasta las dos de la madrugada. A partir de ahí las que están hechas se sirven hasta el cierre. «Vamos reponiendo boles en las mesas, siempre que el tiempo lo permite, hasta que vemos que ya no llevan las manos a él y que están llenos», explica Miguel Rodríguez, uno de los propietarios del local. Y es que, según dice, engancha más que las patatas.

Decidió innovar con el maíz después de verlo en un local de Lugo. «Fuimos de los primeros en hacerlas en A Coruña, en aquel momento no las hacía nadie». Quizá los hosteleros renieguen de este snack, que parece que ha quedado «solo para ver películas» por el trabajo que da servirlo. «Da un poco de chollo, porque la palomitera es de tipo industrial y hay que limpiarla todos los días, no es como servir patatas», comenta Miguel, que reconoce que haciendo números entre producto y mantenimiento puede salir igual de caro que otros aperitivos. A día de hoy resulta casi imposible pasar por Padre Feijoo y no oler a maíz.

MIGUEL VILLAR

A POR LAS GOMINOLAS

No es el producto estrella del local, pero todos las quieren. En El Tragaluz de Ourense siempre añaden algún picoteo tradicional con la consumición, pero cuando se piden copas, la cosa cambia. Aparecen las gominolas y todos parecen lanzarse a ellas como si no hubiera un mañana. Faisal Tijani es el propietario del local, ubicado en la praza de San Martiño en pleno 

centro histórico de la capital ourensana. «A la gente le gusta mucho. Vienen a tomar la copa para tener gominolas», subraya. Cree que este detalle le da un plus al establecimiento, aunque suponga un desembolso importante para el negocio. «Nosotros gastamos demasiado dinero en este. Pero a la gente le gusta y siempre nos pide que les pongamos más», señala. A Faisal Tijani también le parece importante, cuando acude a otro establecimiento como cliente, que tengan este detalle. «Esto no deja de ser una cafetería, eso no ocurre cuando vas a un pub tradicional, en donde no te dan nada. Incluso a veces hay tanta gente que quedamos sin ellas», Relata que al 80 % de los clientes que piden copa les gusta este detalle. «Este es un lugar para tomar la primera copa de la noche. En ese momento la gente está más tranquila y le gusta sentarse un rato, hablar y de paso comer alguna cosilla, aunque hayan cenado hace pocas horas», dice. Y hay que tener en cuenta que ofrecer este producto a los clientes supone un gasto para el negocio: «La gominola y la nube son productos caros, mucho más que la patata o la aceituna. Y la gente lo valora», concluye.

LUGO

PEPINILLOS EN LUGO

En la Rúa Nova, en plena calle de los vinos de la capital lucense, se encuentra el Restaurante Campos. Pasen, que no tiene pérdida, es uno de los primeros establecimientos que nos encontramos si accedemos a la calle de las cañas y tapeo por la Praza do Campo. El local famoso por sus banderillas abrió sus puertas hace ya 60 años y es conocido por todos gracias a su buena cocina y su gran ambiente, que lo convierten en buena opción a la hora de tomar algo y desconectar de la rutina. «Está genial porque tanto puedes venir a comer o a cenar, como a tomar una caña», comenta a YES Bea, una clienta habitual del Campos. Tan especial es este lugar que si vas a tomar una caña o un refresco no esperes que te sirvan unas patatas fritas o las míticas aceitunas. Ellos van más allá y ponen para marcarse un picoteo original banderillas de pepinillos y cebolletas. ¿Sorprendidos? Su propietario puso en marcha hace años esta iniciativa y no vean la buena acogida que ha tenido. «Nos encanta porque es diferente al resto. Ahora porque ya es tradición venir a tomar un vino al Campos, pero antes veníamos a propósito solo por las banderillas», nos cuenta Carmen, otra fan de este local.

Por su parte, Manuel, el propietario del establecimiento explicó que el hecho de poner banderillas de pepinillos y cebolletas acompañando a una caña, vino o refresco, se debe a una simple razón. «Quisimos cambiar y romper con la rutina. Las patatas, frutos secos o aceitunas son algo muy visto, así que optamos por el cambio. Como el gusto y satisfacción del cliente es lo principal para nosotros, decidimos seguir con la iniciativa», concluye el dueño del local. Pero la ruta del picoteo original sigue... ¡Nos vamos a Vigo! Saaaabor.

QUESO Y FRUTA EN VIGO

En un ambiente muy gluten free nos encontramos con el Café Badía, en Vigo. Allí saben muy bien lo que hay más allá del aperitivo de siempre. «Sempre poñemos snack. O café acompañámolo de croissant, galletas e magdalenas cun chupito de zume de laranxa ou de arandos», cuenta Menchu, propietaria del local junto a su pareja, Marcos.

Desde el polo opuesto, el salado, también tienen opciones diferentes. «Para o refresco temos boliñas de queixo, que teñen moito éxito, e queixos galegos. E logo servimos os clásicos, as patacas e os froitos secos», asegura la dueña de este café que además piensa en la noche: «Cando poñemos un cóctel facémolo con froita italiana». ¿Y cómo es esa fruta? Pues parecida a las gominolas, pero más natural y con la propia forma de la fruta. «Aunque sempre damos a opción con glute, temos a especial para celíacos. Máis alá dos snacks, facemos tortiñas americanas, croquetas... Todo o que leva fariña e facemos nós o temos sen glute», explican.

Si hay algo a lo que le dan importancia Menchu y Marcos es a la variedad ?«non faltan nunca o aperitivo nin os pinchos»? y al producto natural: «Non servimos ningún refresco en billa nin en lata. Todos témolos en botella, e os zumes veñen directos da froita. Facémolos de mango, de amorodo, de plátano... temos moitos sabores».

Hasta el vermú en el Café Badía es artesano, y su carta cuenta con preparados de elaboración cien por cien gallega. Incluso se lanzan a innovar a nivel de plato los fines de semana. «A semana pasada tiñamos ensalada de pasta e outras veces fixemos tortilla siciliana con salsa de tomate, queixo fundido e olivas», explican desde este loca ambientado como una tetería al más puro estilo vintage con una decoración hecha a base de materiales reciclados. Porque, como en los snacks, toca renovarse o morir.

¿Dulce, salado o gluten free?