Dos muelles pendientes de nuevas ideas

Eduardo Eiroa Millares
E. EIroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CÉsar Quian

El futuro de Calvo Sotelo y Batería está por decidir, el plan general contempla una edificabilidad comercial de 50.000 metros cuadrados que casi nadie considera hoy viable

21 feb 2017 . Actualizado a las 18:29 h.

La nueva fachada marítima que configurará la imagen de A Coruña está en juego. La historia reciente comenzó a escribirse en el 2004 con el puerto exterior, el mismo que liberaría los viejos muelles. En lista, los primeros que volverán a la ciudad son Batería y Calvo Sotelo. El primero ocupa su lugar desde principios del siglo pasado y el segundo se inauguró en 1936.

La marcha de empresas a punta Langosteira los ha dejado hoy casi sin uso y el Puerto espera poder venderlos entre el 2018 y el 2019, más tarde de lo inicialmente previsto.

Las polémicas sobre los usos públicos o privados que afloraron con las disputas entre el gobierno local y la Autoridad Portuaria, son nuevas, pero el proyecto para que la ciudad crezca hacia el mar no lo es.

Los planos los dibujó el urbanista catalán Joan Busquets y, con críticas o sin ellas, al menos parte de sus ideas son las que están hoy plasmadas en el plan general (PGOM) en vigor -del 2013- tras pasar por María Pita socialistas, nacionalistas y populares.

Según el plan, los dos muelles suman 64.397 metros cuadrados y ahí se especifica que se podrán demoler los edificios de uso portuario «con objeto de extender los jardines actuales -Méndez Núñez- hasta el borde del agua y mejorar las continuidades de peatones».

El plan incluye también soterrar parcialmente el tráfico por la Avenida do Porto -es decir, continuar el túnel actual- para facilitar ese espacio continuo. Hasta ahí seguramente habrá pocas discrepancias. Más las hay en la edificación propuesta, con una altura máxima de nueve plantas, 50.000 metros cuadrados en total y uso terciario y en menor medida, hostelero. Es decir, un centro comercial.

A esto último se refiere con frecuencia el alcalde para hablar de necesidad de redefinir esos usos. El cierre de Dolce Vita, por ejemplo, o la reconversión de Los Cantones Village, evidencian que no hay más margen para ese tipo de inmuebles.

Ya a finales del anterior mandato los populares habían abandonado esa posibilidad y planteado la construcción de una gran biblioteca, una idea que tampoco era nueva y que Vázquez, en el 2003, propuso para Batería.

Acuerdo del 2004

El problema de destinar los dos muelles exclusivamente a uso público está en el plan de pago de la obra del puerto exterior. El compromiso del 2004 pasa por vender terrenos en los muelles interiores para pagar 251 millones de esa actuación. Desde entonces hasta hoy, pasó una crisis, pero la deuda de más de 310 millones del Puerto por esa obra sigue ahí. La Autoridad Portuaria tiene tasados en 25 millones Batería y Calvo Sotelo, y falta por establecer, si finalmente no se puede edificar, algún tipo de compensación. La financiación de Langosteira no fue una decisión local, sino un plan del Estado firmado además por Ayuntamiento, Puerto y Xunta y que obliga a cada parte a cumplir lo que consta en el documento.

De la fórmula para que el futuro de los muelles sea la gestión pública hablarán esta semana el presidente de Puertos del Estado, alcalde y presidente del Puerto. La cita ya se pospuso antes dos veces.

Si no hay centros comerciales, está por ver cómo y a quién se venden Batería y Calvo Sotelo. Si se venden. «Estamos traballando para facer propostas», comunicó ayer escuetamente el gobierno local sobre sus planes para esa zona.

Para modificar el planeamiento la Marea necesitará los votos del pleno. El resto de grupos sí aportan sus ideas: «Hay que garantizar un espacio para uso ciudadano y para el disfrute de los coruñeses, como ya comenzó el PP con la Marina y el Parrote, y en la parte reservada con edificabilidad, no cometer errores como Palexco, hay que garantizar que sean edificios emblemáticos y pongan en valor la fachada marítima de la ciudad», dicen los populares.

«Habría que concertar una fórmula público-privada en la que participen también los ciudadanos, para definir qué tipo de equipamientos se podrían establecer allí», dicen los socialistas, que piden «todas las garantías para la mayor mudanza de nuestra historia».

El BNG, por su parte, apuesta por fomentar las actividades portuarias y cambiar el planeamiento para un «uso mixto» de los dos muelles, facilitando la implantación de nuevas actividades.

Sin actividad

En Batería ya no hay actividad y en Calvo Sotelo quedan media docena de empresas con las que ya se ha hablado para su traslado a Langosteira. En dos años quedarán vacíos esos muelles y urge buscar una fórmula para saber qué se hará allí. No es algo inédito en la ciudad. Ya se hizo con los jardines de Méndez Núñez, toda la dársena y antes con la Palloza, ganando terrenos al mar para darles nuevos usos, más allá de los portuarios.

Más recientemente se acometieron otros cambios en la fachada, como la sustitución de la Estación Marítima por Palexco. Ese hecho es precisamente uno de los motivos para afinar ahora los planes y no caer en nuevos errores.