
Cree que la gestora debe renovar el partido a través de la integración
15 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.«Es una cortina de humo, va a atrincherarse», dijo uno de sus críticos el viernes, apenas una hora después de que Mar Barcón anunciase que dejaba la secretaría general del PSOE. Otro de sus rivales planteó que estos días convocase una reunión para explicar cómo iba a quedar el partido. Le contestaron que no era posible, que Mar se iba, como habían intentado durante meses.
Sus enemigos solo tenían ojos para ella, y muchos de sus aliados, también. Barcón asegura que ese es el motivo de su paso atrás, no quiere ser un obstáculo, quiere que la agrupación se renueve y que trate los asuntos de importancia para los ciudadanos, porque A Coruña «tiene muchas fortalezas y tiene que volver a una posición de liderazgo, no podemos seguir como hasta ahora».
Ese es el mensaje que tiene para el alcalde, Xulio Ferreiro, con el que se entrevistó en Navidades. Afirma que su partido «ha hecho una reflexión al alcalde y al gobierno, la ciudad no va bien». Solo se corregirá si se da «un cambio» en el rumbo actual.
En el PSOE se ha dado. Su dimisión fue precedida por la del portavoz municipal, José Manuel Dapena, molesto por sus entrevistas con el alcalde. Barcón afirma que la decisión de Dapena le «sorprendió» y que influyó en su determinación de poner «punto y final», pero insiste en que fue una decisión «meditada» y que coincide con su promesa de dar pasos atrás porque ahora ya «no sumo más» y lo prioritario es que «a los coruñeses les vaya bien».
Subraya que va en serio, que nunca volverá a presentarse a secretaria general, «jamás», ni a candidata a la alcaldía, ni a portavoz. Sus oponentes no lo creían el viernes y quizá no lo crean mañana, pero hay detalles. Igual que con la concejalía, forma parte del comité federal y piensa seguir siéndolo. Pero ayer no fue a Madrid, se quedó para ver jugar a uno de sus hijos al hockey, aunque allí están algunos de los responsables de nombrar la gestora.
Su composición sigue siendo una incógnita, aunque Barcón espera que esté lista en «horas o días» y que permita la «renovación» de partido a través de la «integración» de las distintos sectores en los que se ha dividido durante los últimos años. Sea cual sea el resultado, dentro del partido subrayan que tiene apoyos en Madrid que no tolerarán que se aproveche su dimisión para «dejarla sola y machacarla».
A algunos de sus rivales no les faltan ganas. Ella cree que es consecuencia de su costumbre de decir lo que piensa, pero es inevitable que las luchas internas dejen cicatrices. Ayer fue conciliadora y, aunque ha apostado por José Manuel García, planteó que cualquiera de los concejales podría ser portavoz. En los últimos 19 meses, Barcón ha sobrevivido a tres intentos de echarla de la secretaría general provocando dimisiones en masa en su ejecutiva. Es el mismo sistema que se utilizó para obligar a dimitir a Pedro Sánchez. Las tres veces le dio la vuelta a la tortilla.
Pero Barcón insiste en que no volverá a presentarse, y el viernes envió una carta a los militantes en la que agradecía a los exalcaldes Francisco Vázquez y Javier Losada, a la histórica Marián Ferreiro; a su antiguo rival, José Luís Méndez Romeu, al diputado Ricardo García Mira, a Emilio Vázquez, un político joven de la provincial con fama de buen negociador que también ha dado un paso atrás, y al parlamentario Juan Díaz Villoslada, al que respaldó en las autonómicas, aunque él después la atacó por no respaldar a Sánchez.