David Bowie abrió la tapa del talento local

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

13 ene 2017 . Actualizado a las 09:55 h.

Tenía que ser una figura tan universal como la de David Bowie. En torno a ella se reunieron una pléyade de músicos coruñeses con la intención de honrar su repertorio de la mejor manera posible: tocándolo. Ocurrió en el Playa Club el pasado sábado, tres días antes de que se celebrase el primer aniversario de su fallecimiento. Canciones tan maravillosas como Life On Mars?, Ziggy Stardust, Space Oddity o Heroes sonaron en la sala abarrotada. Tocaron la fibra del público. Desplegaron su hechizo. Y se reivindicaron en estas voces y con esos instrumentos como diamantes para la eternidad.

Momento final del Homenaje a David Bowie con Pablo Seijas, Iria Mejuto, Carolina Rubirosa y Nicolás Vieites en el escenario
Momento final del Homenaje a David Bowie con Pablo Seijas, Iria Mejuto, Carolina Rubirosa y Nicolás Vieites en el escenario chema rios

Eso, más o menos, se sabía. O se preveía. Pero hubo algo esa noche quizá no tan esperado. O, al menos, no tan evidente antes de empezar a rugir las guitarras. «¡Buff, estos chavales son tremendos, cómo tocan! Yo no pinto nada a su lado», reflexionaba uno de los veteranos. Y sí, lo que desfiló por el escenario de la sala de la playa de Riazor resultó revelador. Por cómo se atraparon todos esos clásicos insuperables. Por cómo se moldearon. Por cómo se les dio vida propia ante ese regocijo colectivo. No se trata de un cariño gratuito que se deja llevar por la inercia del apoyo a la escena local. No, es el reconocimiento, emocionado e impresionado, de lo que allí sentí. ¿O puedo decir sentimos? Juraría que estas palabras ejercen de altavoz colectivo de todos los presentes.

¿Cómo si no hablar de lo que lograron Adri MT y David Mato (de los desaparecidos Younger Boys) en su alianza temporal con Adrián Seijas y Nicolás Vieites (Misterioso Viaje Holanda)? Su lectura de Moonage Daydream todavía produce escalofríos en el recuerdo. ¿De qué otra manera se puede calificar a Álvaro Dorda? Wild Is The Wind resultó, en su garganta, soberbio y el roquerizado Ashes To Ashes, aún más. ¿Qué decir de Pulpiño Viascón y Xoan Piñón? Los dos tocaron -con serrucho, guitarra y corazón- el inmortal Starman.

Imposible no mencionar a Pedro Granell (Los Eskizos) junto a Los Mecánicos, resucitando los días de gloria glam de Bowie y las Arañas de Marte. Tampoco se pueden olvidar las heterodoxas lecturas de Elvis Negro, con su Modern Love a lo post-punk, o Edu Calvario, este vistiendo de country The Man Who Sold The World. Y, por supuesto, exigen unas líneas propias Carolina Rubirosa, voz de cristal para un Heroes convertido en folkie por un día; Iria Mejuto feminizando Changes; y Pablo Seijas, enorme él solo frente a monumentos como Space Oddity o Life On Mars?

Todas esas canciones brillaron. Y con ellas sus ejecutantes. Desbordaron todas las previsiones. Dieron una lección. E, indirectamente, dijeron: «¡Eh, estamos aquí, al lado de tu casa y esto es lo que sabemos hacer!». Creo que todo el público, abrumado, tomó nota. Debería hacerlo.