Un organizador de fiestas deja tirados a 250 jóvenes y a varios profesionales

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Atlas

Los estudiantes pagaron 7.720 euros a un empresario de A Coruña que ni abrió el local ni les contestó al teléfono

02 ene 2017 . Actualizado a las 17:49 h.

El año empezó mal para 250 jóvenes coruñeses, alumnos de varios colegios de la ciudad, que pensaban celebrar el inicio del 2017 en un local cerrado para ellos y se encontraron en la calle y sin opciones después de haber pagado cada uno 40 euros de entrada.

Ni a ellos ni a los camareros ni al pinchadiscos acudió nadie a abrirles la puerta de la sala Leclub, en A Coruña. La persona de contacto, que cobró por anticipado 7.720 euros por la noche y la barra libre, tampoco respondía a las llamadas.

El dueño de Leclub, Rubén Antelo, explicó ayer que él nada tiene que ver en el caso y que no cobró ni un euro. A él se dirigió una persona, de iniciales A. M. S. y propietario de una agencia de viajes, para alquilar la sala la noche de Fin de Año por 1.200 euros. Antelo explica que le insistió en que en el local no podían entrar menores. Quedaron en verse para el pago del alquiler, pero el dueño del club insiste en que nadie le pagó y que incluso el día antes la persona lo citó cerca de A Laracha, pero hizo el viaje en vano desde A Coruña porque allí nadie lo esperaba. Ante esa situación no abrió el establecimiento.

En la puerta, de madrugada, se juntaron cientos de chavales exigiendo una solución o la devolución de su dinero, pero por mucho que llamaron y enviaron mensajes al organizador, este ni atendió a las llamadas ni respondió a los mensajes. La Voz trató de ponerse en contacto con él, pero tampoco atendió a las llamadas.

El hombre ofreció un paquete completo para pasar esa noche compuesto por barra libre, pinchadiscos, ropero, cotillón, fotógrafo y camareros. Se limitó el aforo a 250 personas y durante varias semanas se fueron concretando los detalles. Al final, no hubo ni local alternativo ni devolución del dinero y sí llamadas de los afectados para denunciar una presunta estafa ante la Policía Nacional.

Con la noche ya avanzada, algunos de los jóvenes buscaron otros locales donde celebrar la fiesta, pero la mayoría de ellos estaban cerrados, con el aforo completo, y muchos tuvieron que volverse a casa. La madre de una de las chicas lamentaba ayer lo ocurrido y explicaba que los jóvenes habían cumplido todos los trámites, desde la firma de un contrato hasta la entrega de autorizaciones paternas. En ningún momento sospecharon que la celebración de la noche de Fin de Año pudiese acabar convertida en una presunta estafa.

«Al final me colgaba el móvil y me bloqueó en el WhatsApp»

Encontrarse con el local cerrado no solo fue un jarro de agua fría para los 250 chavales que habían pagado su entrada, sino un problema añadido para el grupo que había organizado todo aquello y que tuvo que dar muchas explicaciones a sus compañeros. Las chicas que se encargaron de preparar la fiesta contaron que el pasado viernes fue el último día que vieron al organizador del evento y a su socio -A. M. S. y J. L. V.- y que les dieron las autorizaciones paternas. También les pagaron. Cuando se vieron en la calle llamaron con insistencia. Primero les dijeron que no aparecía la mujer con las llaves, después que les buscaban otro local o les devolvían el dinero. «Al final me colgaba el teléfono y me bloqueó el WhatsApp», cuenta una de las chicas perjudicadas.