¿Hay burbuja de conciertos en A Coruña?

Javier Becerra
Javier becerra A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

La música en directo no para de crecer en la ciudad. Mientras abren nuevos locales, se plantea en el sector la duda de si existe tanto público para una oferta en aumento

28 nov 2016 . Actualizado a las 20:30 h.

Buenos tiempos para la lírica. Nunca se había disfrutado de tanta música en directo en la ciudad. Las diferentes escalas de público se cubren con creces. Y las agendas del fin de semana se convierten en un amplísimo abanico de posibilidades. Hoy por hoy, A Coruña se presenta como la ciudad gallega de referencia en ese sentido. «Lo dice la gente que contrata, que quieren hacer sus conciertos aquí», señala Luis Diz, de la sala Pelícano. «Esta ciudad ya vende una marca de ocio en el Noroeste. A Coruña es una ciudad top a nivel nacional», añade.

La suya fue la penúltima sala abierta, con un aforo que supera las 1.500 personas. El pasado viernes Búnker, un local que funciona en la zona hispter de la Cormelana, anunciaba el concierto de Bento Veloso & Los Doce Trinches. En el ambiente suena, además, el runrún de nuevos movimientos en otro local de la ciudad. También sobre la posibilidad de recuperar los conciertos en Expocoruña. Y todo ello con bares y pubs que se suman, día sí, día también, a esa ola musical.

¿Qué está pasando aquí? Carlos Landeira, programador del Playa Club, cree que «existe una necesidad de dar contenido a locales». Según él, muchos han optado por la música en vivo: «Piensan que van a tener beneficios inmediatos. Y esto necesita una apuesta a medio plazo, seria y constante que tiene que estar en mano de expertos. A veces se mete gente ajena a hacer conciertos y van dando palos de ciego». Landeira piensa que se está cayendo en la sobreoferta: «No está del todo claro que exista tanto público». Lo normal es que todo se asiente en los próximos años.

Coincide con esta versión Cristina Toba, del BâBâ Bar. Va más allá. «Hay muy pocas salas que tengan licencia, paguen a la SGAE y lleven todo en regla -explica-. Las que estamos en Clubtura vemos que se están haciendo conciertos en todos los lados, en locales que muchas veces no están adecuados. Eso es una competencia desleal. O bajan las exigencias con nosotros o las suben con ellos». Su local es de pequeño aforo y ha logrado mantenerse. Pero, en ocasiones, sufre el eclipse de los grandes. «Hace unas semanas estaba tocando en A Coruña M-Clan e iba a hacerlo también Ariel Rot el mismo día. Yo tenía a La Banda de Fesser, que es un grupo en la onda y que lo peta en Madrid. Aquí no, claro. Es obvio que me afectó esa coincidencia». 

No chocar entre salas

Resulta complicado en un momento como el actual no chocar. Un programador de larga trayectoria, Tomi Legido, planteó un sistema entre los profesionales para saber qué hacía cada uno y no colisionar. «No funcionó y ahora lo que hacemos es hablar entre nosotros para saber qué hay por ahí antes de tomar una decisión», señala. El empuje que tiene A Coruña con la música en directo queda de manifiesto en la sala en la que trabaja, Mardi Gras. Ya no dan fechas a los grupos antes de abril del 2017. «Yo ya he cerrado bolos para septiembre», se ríe. Su local genera buena parte de ese movimiento con más de 160 actuaciones al año.

Para Legido los principales perjudicados de esta sobreabundancia son las bandas menos conocidas. «Tú traes a The Pretty Things o a Sex Museum y el público no falla. Pero las bandas más pequeñas lo tienen muy difícil para competir ahí», reflexiona. En esa situación la clave para muchos pasa por encontrar el hueco en un ecosistema musical arraigado desde hace años. Si, generalizando mucho, el Filloa tira al jazz, el Mardi Gras al rock, el Playa Club al indie, el Garufa a los sonidos latinos y la Filomatic al metal, los espacios menos transitados surgen como una oportunidad. «Nosotros vamos mucho por el hip-hop, logrando muchos llenos», dice Rubén de Le Club.

Además de las citadas, hay que señalar a Nave 1839, un centro social con una programación musical constante. En la ciudad dan conciertos de manera esporádica también la sala Finisterrae, el Moon 57 o el Pantalán. También, en ocasiones, han desplegado su escenario pubs de los Cantones Village como Amura o Dux. E, incluso, en los últimos tiempos se han sumado las áreas comerciales. Marineda City trajo a Hombres G en verano y en septiembre montó el Marineda Umplugged con Anni B. Sweet, Iván Ferreiro o la Bien Querida.

Todo ello conforma un panorama con mucho de puzle. «Son ofertas diversas, que se complementan. No creo que esté sobredimensionado, sino que le está dando muchos visitantes a la ciudad», concluye Luis Diz, de Pelícano. Ahora habrá que ver si estos buenos tiempos para la lírica se mantienen. Y no se pinchan como una burbuja más.

El Ayuntamiento ha «resucitado» la sala O Túnel y reformado el Noroeste

El Ayuntamiento, al contar con muchos más recursos, juega un papel clave. En primer lugar, gestionando recintos como el Coliseum, donde la música en directo es algo fundamental. Allí se han podido ver este año a artistas como Marc Anthony o Alejando Sanz, en la línea habitual. Se ha rehabilitado O Túnel, que permanecía casi sin actividad en los últimos años y se ha regado con nombres como Wilco o Mark Lanegan en un ciclo llamado Os Imprescindibles de flujo irregular. También ha quedado algo postergado el Ágora. Desde el gobierno subrayan el Noroeste como una de sus principales apuestas con acento en la música local.