Paula Fraile: «A los niños hay que enseñarles a aprender a mirar»

Elena Silveira
ELENA SILVEIRA OLEIROS

A CORUÑA CIUDAD

Paula Fraile, junto al mural que realizó en una vivienda próxima al punte de A Pasaxe
Paula Fraile, junto al mural que realizó en una vivienda próxima al punte de A Pasaxe PACO RODRÍGUEZ

Pintó el mural de la casa de Perillo situada junto a la pasarela peatonal de la N-VI. Desarrolla múltiples proyectos artísticos y está especializada en niños

21 nov 2016 . Actualizado a las 20:16 h.

Estudió Bellas Artes en Madrid y, después, se especializó como técnico superior en grabado y en ilustración. Paula Fraile (Guadalajara, 1982) aterrizó en Galicia en el 2013 gracias a una beca y, cuando la terminó, acabó enamorada de la Costa da Morte. Durante un año estuvo trabajando en un proyecto artístico en Carballo y ahora está asentada en A Coruña, donde tiene un taller en el que desarrolla sus proyectos y, sobre todo, enseña a los niños a expresarse a través del arte y a interpretarlo. Además, ella es la persona que decoró la fachada lateral del edificio que asoma desde la ría poco después de cruzar el puente de A Pasaxe.

-¡Es un mural enorme! ¿Cuánto mide esa pared?

-Pues no lo sé, pero son siete plantas de altura. Pintarlo fue una locura, cuando terminé tuve que ir al osteópata porque no podía mover el brazo.

-¿Fue un encargo?

-Sí, sí. La propietaria vio mi obra en Internet. Le gustaba mi parte más geométrica y la paleta de colores. Quería algo geométrico y natural y como debajo hay un prado me planteé pintar una rama atravesada dando continuidad a esa parte de naturaleza.

-¿Por qué dice que fue una locura?

-Porque tenía que estar terminado en tan solo una semana, el plazo que había antes de que se retiraran los andamios de la fachada. Además tuve que trabajar desde dentro, tapada por el andamio y sin tener perspectiva del trabajo. Así que...

-Viniendo del grabado y la ilustración, ¿cómo se mete uno a pintar murales?

-Pues de casualidad. Cuando se me terminó la beca en el 2013 me plantearon en Carballo el proyecto Derribando muros con pintura, que consistía en pintar más de 20 murales en el plazo de dos años. Lo iniciamos una amiga italiana y yo, pero después los vecinos nos fueron relevando. Intento adaptarme a las propuestas, las analizo y después... ¡me lanzo!

-En A Coruña también hay obras suyas por la calle.

-Pues yo me vine a A Coruña queriendo plantear al Ayuntamiento algo similar a lo que hicimos en Carballo. Pero lanzaron la convocatoria Expontáneas (arte urbano efímero) y me becaron. Así que ya estaba inmersa en otra propuesta. Yo hice el trabajo El rastro pegajoso de los coruñeses, que consistía en unir los chicles que están pegados con color.

-Pocos artistas pueden vivir exclusivamente de su trabajo. ¿Usted lo hace?

-Puedo decir que soy una privilegiada. Sí, vivo de ello. Pero me ha costado muchísimo. Desde el año 2007 trabajo con niños en proyectos culturales, intento vender algo de mi obra y participar en exposiciones y estoy en múltiples proyectos artísticos. No es fácil.

-¿Y cómo es trabajar con niños?

-Pues es algo que me sale de manera natural desde pequeña porque estuve ligada a los Boys Scouts, fui monitoria de tiempo libre... Y casi, casi, me fui especializando.

-¿Qué le aportan?

-Me aportan a todos los niveles porque mis clases son bastante terapéuticas. Llevo muchos años trabajando con ellos y voy cambiando los temas en función de mi trabajo y mi obra. Lo que me fascina es lo que pueden transmitir.

-¿El arte es algo innato?

-Todos son creativos, pero yo creo que hay que fomentar esa creatividad. De hecho, en los colegios suelen limitarles esa faceta, sobre todo a partir de los 11 años, cuando dejan de impartir plástica o educación artística. A los niños hay que enseñarles a aprender a mirar, a interpretar la realidad, a mirarla, en definitiva, con ojos artísticos.

-¿Y ha tenido en clase a algún Picasso?

-He tenido alumnos que han hecho Bellas Artes. Pero, en general, los niños no son constantes con el arte. Hay pocos padres que apunten a sus hijos a pintura durante diez años, como hicieron los míos. Para el arte se necesita invertir muchas horas, y ahora los niños van a tantas actividades y están tan estresados que es difícil que se concentren.

-¿Qué meta les marca?

-En edades tempranas, sobre todo, en que saquen lo que llevan dentro, que lo expresen porque a veces eso es lo más complicado. De hecho, tienden a repetir y a copiarse unos a otros. Intento que cada uno tenga su mundo y su personalidad. Es una suma de paciencia, técnica y constancia, pero siempre hay unos más creativos de otros.