Juan Morandeira: «Me considero un tío clásico con un toque actual»

A CORUÑA CIUDAD

paco rodríguez

23 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aparece hecho un pincel. «Pues no tardo ni cinco minutos en vestirme. No utilizo ninguna crema. Mi único cuidado de la piel es la ducha. Tampoco compro mucha ropa, pero la que adquiero busco que sea combinable. No soy fashion victim, para nada. Me gusta la moda, pero mi armario no es de locos. Tengo habilidad, soy muy visual», comenta Juan Morandeira Vázquez, interiorista y empresario. «Antes persona», precisa. No le gusta decirlo, pero me confiesa que dentro de pocos días cumple 50 años. «Los llevo bien. Voy al gimnasio dos o tres veces por semana por salud, no tengo obsesión por tener músculo. El cuerpo está hecho para moverse. Con las comidas soy estricto de lunes a viernes, pero el fin de semana me dejo ir», reconoce este compostelano que en el año 2000 se vino para A Coruña para trabajar en Caramelo. Primero me dice que no tiene pareja, después me habla de una que tuvo y finalmente confiesa que empezó hace poco una relación. «No me gusta que esa parte de mi vida privada sea pública», comenta mientras charlamos en La Postrería, el local de Santa Catalina que abrió hace diez años con su socio Rubén Romero. «Soy más de dulce que de salado, si tengo una postrería es por algo».

Baile tradicional

La última vez que lo vi lucía una poblada barba y creo recordar que el pelo algo largo. Ahora lleva el pelo corto y está perfectamente rasurado. «La monotonía me aburre. Soy variante como la moda. Sigo las tendencias, las cosas nuevas que aparecen... Me gustan los contrastes y lo aplico a todo», comenta mientras señala los muebles antiguos y nuevos que tenemos a nuestro alrededor y que forman parte de la decoración del local. «Cuando abrí, apostando por los negros y los dorados, mis amigos dijeron que estaba loco», recuerda. Fue un bum aquella apertura y significó mucho en la hostelería coruñesa. «Salió hasta en The New York Times. No sé si influimos en la ciudad, pero sí es cierto que mejoró el nivel de los locales de un tiempo a esta parte. Aumentó la competencia y hubo un proceso de modernización», analiza. Habla con cariño de sus ocho años en Caramelo como responsable de imagen de la marca. «Viajaba mucho y los fines de semana estaba en Santa Cruz, que fue el primer sitio en que viví en A Coruña. Le tengo mucho cariño y ahora sigo trabajando para la firma». Fue profesor de baile. «Bailé en Cantigas e Agarimos. Hasta estuve dos meses y medio dando clases de folclore por los centros gallegos de Sudamérica. Di clases en el grupo Xirandola, pero ahora tengo el tema bastante olvidado».

Objetivo Perú

Cuentan con tres locales enormes en Dubái: «Nuestros socios allí vieron el modelo de negocio y les encantó. Ahora estamos negociando para abrir una Postrería en Lima», anuncia Juan, al que se le ve más cómodo hablando de trabajo que de su vida privada. Vive solo. «Pero soy cero maniático. Me levanto por la mañana, hago un zumo y me pongo a ver en el móvil novedades en decoración y en moda y pienso en dónde lo puedo aplicar. Soy un animal del trabajo. Ese es mi principal defecto, creo, y tragarme demasiadas cosas», afirma. Dice que su principal virtud es «la empatía». Le apasiona viajar. Si puede elegir comida se queda con unos buenos percebes. Su lugar favorito es la plaza de Santa Catalina. «A la que se le podría sacar más partido», considera. Charlamos rodeados de todo tipo de objetos que conforman la personalidad del local. «Creo que a veces somos crueles con las etiquetas. Todo el mundo etiqueta a todo el mundo. La palabra hortera no es un insulto y no se debería usar. No hay nada que no sirva, pero tiene que tener su sitio», analiza. Dice que el negro «es un color fantástico» y el azul, su favorito. «Me considero un tío clásico con un toque actual».

El pulso de la ciudad pablo.portabales@radiovoz.com