El dinero de Europa que cambió A Coruña

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

El Agra se benefició de 8 millones de euros, mientras que 70 millones pusieron en pie Nostián

09 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aquella soleada tarde de julio, Josep Borrell -estos días muy de actualidad- se daba un baño de multitudes en el paseo marítimo de Orzán y Riazor con Francisco Vázquez como anfitrión. Después, ambos firmaban en María Pita la continuación del vial desde la Marina hasta Adormideras, en lo que suponía un espectacular cambio del borde literal coruñés. Además del dinero del ministerio de Borrell y de los fondos municipales, de Europa llegaron muchos millones de pesetas para la obra que cambió la fisonomía de la ciudad, llevándose por delante espacios degradados como los barracones que estaban en la subida al monte de San Pedro.

Pero el dinero proveniente de Europa también fue modificando barrios como los de A Gaiteira y O Castrillón, donde hace justo ahora dos décadas se invertían parte de los 2,5 millones de euros que ese año dejó el Plan Urban en la ciudad. Fue el momento de la construcción de la plaza de A Cubela o de la prolongación de la bóveda del puente de la calle Río Monelos.

El Agra de Orzán fue otro de los barrios cuya fisonomía se alteró con los 8 millones de euros, de un total de 13 presupuestados, que aportó Europa, si bien el resultado final no dejó a todos satisfechos. Y es que alguna de las actuaciones previstas se fue retrasando, como sucedió en la zona de Mariñeiros, y también ocurrió que otros proyectos posteriores vinieron a completar lo ya realizado, como fue el caso del Ágora. Este centro cultural, parte de cuyos 12 millones de coste también llegaron de Europa, se ha convertido ahora en un punto de referencia para muchos vecinos del Agra y de Mariñeiros, además de un espacio de especial interés arquitectónico.

Y frente a las inversiones más visibles o que podrían denominarse menores, están las grandes infraestructuras que repercuten no solo en la ciudad sino también en los municipios del área metropolitana. Es el caso de la EDAR de Bens, la depuradora de aguas residuales que acabaría costando 112 millones de euros, de los cuales el 85 % eran fondos europeos. Es el mismo porcentaje aportado para los más de 70 millones que costó la planta de residuos de Nostián.

Pero los fondos europeos también han servido para poner en marcha cuestiones menos tangibles como los cursos de formación para los que el Fondo Europeo de Desarrollo Nacional (Feder) destinaba hace dos años más de 100.000 euros, haciendo posible con ello que el Ayuntamiento coruñés impartiera más de 70 cursos con más de 5.000 horas de formación. También en algo casi intangible se quedó la plataforma digital Smart City, que contaba con una dotación de 11,5 millones, a través de la cual estaba previsto que cualquier coruñés accediera a toda la información municipal desde un teléfono móvil. Es la nueva imagen de A Coruña, una ciudad transformada con el dinero llegado de Europa.

Langosteira, el proyecto más ambicioso

Siendo el proyecto que cuenta con mayor inversión procedente de los fondos europeos es, tal vez, el que menos se percibe como elemento transformador de la ciudad. Al menos por el momento. Y es porque, entre otras cosas, el puerto exterior de Langosteira ya está en la costa del municipio de Arteixo y, hasta el momento, el traslado de las instalaciones portuarias de A Coruña no se ha iniciado.

Langosteira tiene sus orígenes en el desastre del petrolero Prestige y para la construcción del mismo la Unión Europea ha destinado 394, 2 millones de euros. Esa era la aportación para un proyecto que tenía un presupuesto inicial de 465,5 millones y que ha supuesto una obra de ingeniería que, según sus impulsores, está siendo un referente entre las construcciones de gran envergadura.

Sin embargo, la cifra del presupuesto inicial ha sido ampliamente rebasada, y una vez acabadas todas las obras de Langosteira, el coste total del puerto exterior podría superar los 700 millones de euros.